Capítulo treinta y nueve.- Summer Larsen.

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PONGAN SU PRESENTE HERMOSAAAS

Summer.

Era media noche cuándo desperté con unas inmensas náuseas, quité la cobija y corrí hasta el baño mientras vomitaba, segundos después sentí como él tomaba mi cabello mientras sobaba mi espalda

—¿Estás bien? —Me preguntó con preocupación, no respondí ya que volvía a tener arcadas mientras vomitaba.

—¡Dios! —Suspiró.—Yo te hice esto, por eso estás así.

Me levanté y enjuague mi boca para después lavar mis dientes.

—Ya estoy bien.

—No me parece, mi amor.

—Sólo es el bebé.

—Deberíamos dejar que mami descanse. —Nikolai acarició mi vientre.

—Sólo quiere que vomité, a este paso me está avisando como será. —Suspiré cerrando los ojos, mientras lo abrazaba.

—Ven, vamos para que descanses. —Me sonrió

—Él o ella se calmara y ya no te hará vomitar.

—Eso espero. —Suspiré.

Caminamos hasta la cama y me acosté a lado de Nikolai.

—Duerme. —Besó mi frente.

Me puse cómoda en su pecho, sintiendo como el enterraba sus dedos en mi cabello, mientras me concentraba en los latidos de su corazón, cayendo en un profundo sueño.

Al despertar me encontré mi desayuno en la cama al igual que un nota junto a unas gerberas.

Lamento tanto que estés así por mi culpa, has vomitado casi toda la noche, sé que es por el embarazo pero aún así siento que el bebé que puse en tu vientre te este haciendo todo eso.

He pedido tu desayuno favorito y tus flores favoritas, todo eso y más te mereces por tener a mi bebé en tu vientre.

He tenido que salir a ver unas cosas con Gia, así que en un rato nos vemos, te amo.
Me levanté de la cama y camine directo al baño para lavarme los dientes y poder desayunar tranquila.

Necesitaba desayunar para poder terminar de arreglar mi maleta, hoy íbamos a Canadá y estaba feliz por eso.

Extrañaba tanto a mis amigas, y quería contarles sobre el bebé.

Al regresar a la cama lleve un poco de manzana a mi boca que le cayó de maravilla a mi estómago.

Lleve el pan tostado a mi boca, esto era delicioso y al parecer al bebé no le molestaba que estuviera comiendo esto. Lo agradecía los últimos días nada parecía caerme bien, todo me hacía vomitar.

Al terminar de desayunar sonreí mientras tendía la cama y ponía un poco de música.
Debía de admitir que estaba un poco triste porqué Nikolai se iría de Gira por cuatro meses. Se perdería cuatro meses del crecimiento de nuestro bebé y eso me ponía demasiado triste.

Pero por otra parte lo entendía, era su trabajo.
Al terminar mi maleta me duche y justamente cuando estaba terminando de arreglarme Nikolai venía llegado, entro a la habitación con una gran sonrisa.

—Hola, Evangeline.

—Hola, que bueno que llegaste. —Le dije, él se acercó a mi y beso mi cabeza.

—¿Cómo estás?

—Bien, dormí espectacular, gracias por el desayuno. Me encantó.

—No es nada, Summer. ¿Estás lista? —Me preguntó, asentí de inmediato.

Finge que me quieres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora