Capítulo treinta. - Hechos y no palabras

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Summer.

—¿Realmente estas hablando en serio?

—Sí. —Murmuré.

—¿Por qué dices eso, Evangeline?

—Ya te lo dije.

—¿Realmente quieres eso para nosotros?

—Es lo mejor, por el momento.

—No me hagas eso.

Volteé a verlo, sentía que los ojos me ardían, sus ojos me miraron con ternura mientras limpiaba mis lágrimas y besaba mi nariz.

—¿Quieres tiempo?

—Lo necesitamos, necesitas saber y descubrir que es lo que realmente quieres, si quieres estar conmigo, o no. Ya te lo dije, no quiero que me lastimes y sin embargo tus acciones ya lo están haciendo.

—Lo lamento.

Sus manos agarraron mi cara mientras atraía sus labios a los míos dejando un suave beso que no fui capaz de corresponder.

—Mi amor.

—No puedo estar aquí. —Le dije levantándome de la cama.

—¿Qué?

—Iré a buscar otra habitación.

—¿Porqué?

—Te estoy diciendo que quiero tiempo y me besas. Estoy molesta y dolida contigo, Nikolai.

—Te quiero.

—No es suficiente, las palabras y los hechos son dos cosas distintas y sólo dices lo que sientes pero no eres capaz de demostrarlo de la forma correcta.

Él suspiro, despeinandose parecía nervioso sin saber que decir.

—El día de hoy me lastimaste demasiado. —La garganta se me cerró.—Me has hecho sentir como un cero a la izquierda y es algo que por más que quiera no podré olvidar.

—Summer...

—Me iré, necesito ir a otra habitación.

—¿Realmente es lo que quieres?

—¡Si, Nikolai! —Exclamé.—Lo que quiero es estar lejos de ti. ¿Puedes entenderlo?

Suspiró y se levantó mientras tomaba su camisa.

—Me iré a otra habitación, quédate aquí.

Se acercó a mi y acaricio mi mejilla, suspiré con tristeza.

—Quiero que sepas que te daré tu espacio si es que lo necesitas, sé que la he cagado el día de hoy pero quiero que sepas que te quiero y no dejare que esto acabe cuando apenas comienza.

Los ojos se me llenaron de lágrimas

—No llores, yo estaré esperándote al momento que tú estés lista para retomar esto. Te lo dije, eres mi todo.

—No lo parece. —Lo dije con rencor.

—Sé que en estos momentos no crees en nada de lo que te digo, pero es la verdad.

—Realmente esto lo estoy haciendo más por ti que por mí, quiero que veas que es lo que realmente quieres, sin que me lastimes a mi. —Lo miré a lo ojos.

—Ya te dije que te quiero a ti. —Parecía frustrado.

—Quisiera creerlo pero no lo demuestras. —Admití.

—¿Quieres hechos?

—Lo que realmente importan son los hechos, no las palabras. —Mencioné, él sabía que tenía razón.

Finge que me quieres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora