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Por largo rato no soy capaz de decir nada.

Escuché claramente cada una de las palabras dichas por el abogado de mi padre y racionalmente entiendo su significado, simplemente aún no logro asimilarlas.

Al parecer mi padre decidió darme una última sorpresa para dejar en claro nuestra pésima comunicación.

No debería sorprenderme ya que estuvo batallando contra un cáncer de próstata por tres años en secreto antes de que se decidiera a informarme. Y lo cierto es que solo lo hizo porque su cuadro estaba empeorando y no le quedó más opción.

Aun así no entiendo cómo pudo no decirme que me estaba dejando sin nada. ¡Nada!

Me llevo una mano al pecho con indignación al comprender las implicaciones de lo que acaba de decir su abogado.

Okay, déjeme ver si lo estoy entendiendo. ¿Mi padre me desheredó? —pregunto cuando por fin recupero el habla.

—No exactamente —replica—. La mayoría de las propiedades son tuyas.

No puedo evitar soltar una carcajada de desesperación.

—Es broma ¿no?

—No. Es lo que ha estipulado tu padre.

—Esto no tiene sentido —digo, aun incrédula—. Soy su única hija.

Miro al hombre con sospecha.

—¿Está intentado engañarme, Sr. Law? ¿Es esto parte de algún tipo de estafa?

Éste me lanza una reprimenda con la mirada.

—Más que ser el abogado de Gustavo, sabes que era su amigo, lo conocí mucho antes de que nacieras; y te vi crecer, Georgina. ¿Crees que utilizaría una situación como esta para aprovecharme de ti?

Me encojo de hombros.

Mario Law sacude la cabeza.

—No me quedaré con un centavo de tu padre. Lo cierto es que hay otro heredero.

Lo observo boquiabierta.

—¿Otro heredero?

—Así es.

—Oh, no, esto no puede ser —digo—. Debí esperarlo. ¿Alguien ha aparecido diciendo que es mi hermano o algo por el estilo?

—De hecho no. Ha sido tu padre quien me ha hablado de la existencia de esa persona y me ha pedido encontrarle.

—¿Así que mi padre sabía que tenía otro hijo en algún lugar?

—Georgina, lo cierto es que no tengo mucha más información que tú sobre la situación. Tu padre me pidió buscar a esta persona apenas unas semanas antes de morir. Todo lo que me dio fue un nombre con el que trabajar y dijo que, de encontrarle tras su muerte, esta persona heredaría todo su patrimonio.

—Eso no es posible. ¿Quién es ese otro heredero? ¿Cuál es su nombre?

Baja la mirada a las carpetas sobre su escritorio brevemente.

—Fui instruido de no revelar esa información hasta encontrarle. Honestamente pienso que tu padre creyó que contaría con más tiempo para informarte sobre todo esto él mismo.

Papá no aceptó hasta el último minuto lo inevitable de su pronóstico. Hizo todo lo que estuvo en sus manos para evitar sucumbir ante su enfermedad.

Probó toda clase de tratamientos, tradicionales y alternativos, hasta participó en algunos estudios de prueba, pero al final todo fue para nada.

—Bueno, ya está muerto, así que cuál es el punto de buscarle. No es como que que papá vaya a enterarse de todas maneras —señalo.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora