No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)

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Contengo un bostezo mientras examino las opciones en pantalla.

No parece que podré volver a estar descansada en mi vida, en especial porque sigo sumando noches de insomnio a mi ya existente agotamiento.

No dormí nada y lo cierto es que no tenía ningún deseo de levantarme de la cama, pero quedarme en ella no era una opción.

No puedo seguir dando a Mike motivos para creer que debe estar más preocupado por mis sentimientos que por los suyos.

Y tampoco puedo seguir perdiendo oportunidades de pasar tiempo con Matt.

—¿Te gusta ese? —pregunto al pequeño a mi lado.

Matthew asiente para dar su aprobación.

—¡Está genial! —exclama mirando fascinado la pantalla—. ¿Realmente se verá así en la vida real?

—Por supuesto —aseguro.

Hemos estado trabajando toda la mañana en diseñar la habitación de Matt.

Después de mucho asegurarle que podía decorarla a su antojo finalmente se ha sentido con la suficiente confianza de acercarse a mí y decirme que quería que el tema de su habitación fuese el espacio.

—Eres muy talentosa —señala Jojo examinando el diseño.

—Por favor, no es para tanto.

—Realmente se ve magnifico, es acogedor como se supone que sea la habitación de un niño y sorpresivamente elegante a la vez.

—Es realmente genial... Georgie. Me encanta —dice Matthew y mi corazón se hincha de emoción.

—Me alegro. Empecemos a comprar cosas. Con algo de suerte tendremos todo listo la próxima semana.

Jojo mira su reloj.

—¿No tiene que prepararse ahora para su clase? —me recuerda.

—Cierto —digo—. Matt, ve a prepararte.

—Jojo me enseñó una nueva palabra en español, la Srta. Sussy estará muy impresionada.

—¿Qué palabra? —pregunto mirando a Jojo con curiosidad.

Ella se encoje de hombros.

—Puede que algo bueno, puede que no —dice mientras se aleja riendo.

A pesar de la barrera del idioma la comunicación entre Matt y Jojo no parece ser un problema. Se llevan de maravilla y con la ayuda de señas y aplicaciones de traducción se entienden a la perfección.

—¿Qué palabra te enseñó? —pregunto nuevamente.

—Hermosa —dice Matthew torpemente—. Dijo que significa hermosa —continúa.

—Oh, eso es cierto —corroboro.

—Eres hermosa, Georgie —agrega tímidamente.

Me han llamado hermosa incontables veces, pero nunca se había sentido tan bien como en este instante.

—Oh, vaya, gracias —digo con una sonrisa—. Y tú eres muy apuesto.

Un leve rubor cubre sus mejillas y aunque no lo creí posible mi sonrisa se hace más amplia.

—Me parezco a mi... a Mike, ¿cierto?—señala.