No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)

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Estoy a punto de lanzar mi teléfono por la ventana, el constante vibrar de este me está volviendo loca. Todos quieren saber el porqué cancelé mi fiesta de cumpleaños que debió celebrarse en apenas dos semanas.

No sé por qué traigo el aparato conmigo cuando sé que no voy a contestar ninguna de las cientos de llamadas que estoy recibiendo.

Supongo que se debe a la única persona a la que me siento obligada a responder los mensajes, Rosalie.

Está preocupada y emocionada a partes iguales por la situación.

—Wow, so many books! —exclama Matt regresándome al ahora.

Debido a lo grande que es el lugar y lo cansados que estábamos todos estos días pasados, decidimos dejar el darle un recorrido por la casa para hoy.

Matthew parece cada vez más encantado con cada habitación que descubre.

Examina la biblioteca con gran interés.

Realmente hay toda clase de libros, aunque imagino que su única intención era impresionar a los invitados ya que no recuerdo haber visto a mi padre sentado leyendo nunca.

No es de extrañar siendo que apenas lo veía en casa para empezar.

—¿Te gusta leer? —pregunta Michael a su hijo.

Verlos juntos me sigue robando el aliento. Se parecen tanto.

—¡Sí! Me encantan los libros de fantasía. ¿A ti te gusta leer?

—Sí. Aunque no tengo la oportunidad de leer libros de fantasía, a decir verdad.

—¿Qué tipos de libros lees?

—Libros de negocios por lo general.

—Oh —dice Matthew sin emoción—. Eso suena... aburrido.

Michael suelta una carcajada.

—Y lo es —dice con humor—. Apuesto a que los tuyos son más divertidos.

—Puedo recomendarte uno si quieres.

—Eso me encantaría. Gracias —acepta Mike con una gran sonrisa.

—¿Y qué hay de ti...? —calla de golpe.

Es evidente que todavía no sabe cómo llamarnos.

—Me gusta leer pero no lo hago muy a menudo —digo, ahorrándole el tener que decidir cómo referirse a mí—. Me gustan los libros de misterios.

—¿Como de detectives y policías?

—Sí, esos.

Salimos de la biblioteca y continuamos con el recorrido.

—¿Qué más te gusta hacer?—pregunta Mike—. Mencionaste que te gustan los deportes. ¿Algún favorito?

—Me encanta el fútbol —Responde Matthew de inmediato.

El rostro de Michael se ilumina al descubrir que tiene una pasión que puede compartir con Matt.

—A mí también —dice.

Luego de unos diez minutos empiezo a sentirme un poco dejada de lado.

Han estado hablando sin parar sobre sus equipos y jugadores favoritos de todas las ligas de fútbol existentes.