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No puedo dar crédito a mis oídos.

Es imposible.

Poso mi mirada sobre el grupo de personas a mi derecha. Se reúnen alrededor de un móvil.

Mis sospechas aumentan.

Noté las miradas y los murmullos, pero es algo tan recurrente que no les di particular importancia.

Volteo a mirar a Michael. Tiene que haber escuchado lo mismo que yo.

Su mirada está clavada en mí con evidente preocupación. Ahora estoy segura de que sé qué sucede. Por eso quería sacarme de aquí.

Regreso mi atención al grupo de cotillas y echo a andar en su dirección, ignorando la llamada de advertencia de Mike.

—¿Puedo? —digo al grupo, señalando el aparato que uno de ellos sostiene.

Veo en sus rostros todo un despliegue de emociones. Desde la sorpresa a la vergüenza.

—Georgina —dice Mike llegando a mi lado y tomándome del brazo.

—Deja. Quiero saber lo que están viendo. ¿Puedo? —repito al grupo.

El hombre que sostiene el móvil hace ademán de ir a extenderlo hacia mí.

—No —dice Michael.

Claramente como una orden, no como una sugerencia.

Me abro paso entre el grupo y yo misma lo tomo de su mano.

—Dije que quiero saber. No puedes evitar que me entere.

—Bien podías escuchar tranquilamente en casa.

—¿Tan malo es? —pregunto con sorna.

Puedo escucharlo tomar una bocanada de aire claramente.

Detesto tomar esta actitud contra Mike. Sin embargo no puedo evitarlo. Y sé que está por perder la paciencia, pero realmente necesito saber. Ahora.

Presiono el botón de reproducir sobre el vídeo que se despliega en pantalla.

—Esto es digno de ser llevado a la pantalla grande —escucho decir a un famoso comentarista de farándula—. Son amigos desde niños. Mejores amigos de hecho. Al menos ese es el término que siempre han utilizado para definir su relación. Incluso ahora a pesar de los numerosos rumores de boda no tenemos idea de cuál es exactamente la naturaleza de su relación.

No me pasa por alto la incomodidad de los que me rodean. Apartan la mirada avergonzados, evitando conscientemente el posarlas sobre mí o sobre Michael.

—Y sin embargo todo indica que tienen un hijo juntos.

Se despliega en la pantalla una foto de nuestro hijo.

Matthew señala sonriente hacia un punto en la distancia en medio de lo que parece ser un parque de diversiones. Junto a él está mi madre.

—Sin lugar a dudas es la madre de Georgina la que ha sido vista en compañía de un pequeño niño con un innegable parecido a Michael —retoma el comentarista—. Debemos recordar además que Michael y Georgina desaparecieron del ojo público no hace tanto y, según mis fuentes, estuvieron en Londres y poco después de su regreso Elora Marshall también vino al país.

Otra fotografía de Matthew y mi madre aparece en pantalla.

Realmente no puedo creer que esto esté sucediendo.

Inhalo profundamente y exhalo despacio.

Ni siquiera debería estar sorprendida. Algo como esto estaba destinado a pasar.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora