11

92 7 0
                                    

Estoy segura de que dejé las puertas del auto abiertas, pero no tengo tiempo de volverme a revisarlas.

No debí haberme quedado a dormir en mi propio apartamento sin Michael en él.

Es la primera vez desde que empecé a trabajar que no está para recordarme que es hora de ir a la oficina y, como era de esperarse, sin Mike como mi despertador voy sumamente retrasada para la reunión que tengo con el equipo del proyecto Richers.

Luego de llevarme a casa Michael se ofreció a quedarse a revisar los documentos conmigo, pero no me pareció justo, después de todo él también tiene mucho trabajo por hacer.

Además todavía necesitaba poner mis pensamientos completamente en orden antes de volver a la normalidad.

Sin embargo no pensé en como eso afectaría mi puntualidad.

Por supuesto no es que no hiciera el intento de estar a tiempo, me puse cinco alarmas diferentes, pero solo escuché la última... en su tercera repetición. En mi defensa diré que de no haber sido porque me desvelé revisando la pila de documentos que la Sra. Hardy me dio sobre este proyecto, posiblemente hubiese escuchado la tercera alarma.

Tengo que correr con todas mis fuerzas —lo que no resulta sencillo gracias a mis tacones— para llegar hasta el ascensor antes de que se cierren sus puertas.

Las personas en este me miran con sorpresa, pero no dicen nada mientras yo trato de recuperar el aliento.

Presiono el piso al que voy, asegurándome de haberle dado al correcto, y espero.

Soy la primera en bajar del ascensor y trato de hacerlo con la mayor calma posible, pero en cuanto las puertas se cierran a mi espalda echo a correr nuevamente.

Cuando por fin encuentro el salón de reuniones que me corresponde estoy agotada y sudorosa. De más está decir que soy la última en llegar.

—Admirable puntualidad, Barbie —dice Blanca Hardy con sarcasmo.

Dado que no se supone que ella sea parte del equipo estoy segura de que la única razón por la que está aquí es verme echarlo todo a perder.

—Buen día, soy Georgina Main —me presento ante el palpablemente hostil grupo—. Lamento la tardanza —agrego rápidamente, pero ninguno parece tener interés alguno en escuchar mi excusa—. ¿Por qué no vamos directamente al asunto de esta reunión?

Nadie dice nada.

—Estuve revisando las propuestas anteriores y...

—¿Realmente haremos esto? —Interrumpe uno de los presentes dirigiéndose a la Sra. Hardy—. ¿Y con ella? Francamente no creo que el tiempo sea algo para desperdiciar de esta manera. Hemos presentado seis propuestas que han sido rechazadas y pretendes decirme que dejaremos todo en manos de la muñequita naranja sin experiencia.

Por un momento soy incapaz de hilar un pensamiento.

Bajo la mirada hacia mi vestido de color anaranjado. Sin lugar a dudas está hablando de mí. No puedo creerlo.

—Steve... —empieza la Sra. Hardy.

—No parece que haya servido de mucho tu experiencia hasta ahora —la interrumpo sin pensar.

Todas las miradas se clavan en mí con sorpresa y entiendo que es muy tarde para retroceder ahora.

—Dudas de mi competencia para sacar adelante este proyecto porque soy nueva en esto —retomo—, pero tú mismo has dicho que has trabajado en seis propuestas que han sido rechazadas a pesar de tus años de experiencia. Si los años de ejercicio lo fueran todo entonces una nueva propuesta no estaría en discusión.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora