Resoplo con frustración frente al espejo antes de regresar a buscar entre la pila de ropa que he formado en el piso.
Es claro que todas las tardes de estar horneando pasteles y galletas con Matthew han empezado a tener efectos secundarios.
Charllie va a matarme cuando le diga que no puedo utilizar ninguno de los modelos de su nueva colección luego de estar retirada del ojo público por casi dos meses debido a que he subido de peso.
—Adelante —digo ante el suave golpeteo en la puerta.
Michael se asoma al interior del vestidor.
Me giro para verle.
—¿Puedo pasar? —pregunta.
Asiento sintiéndome más consciente que nunca de que estoy semidesnuda.
Él no puede evitar recorrerme con la mirada y siento el color subir a mis mejillas.
Quizá debería hacer lo que mi cuerpo quiere y dar un paso hacia él para sacarnos del limbo en el que nos encontramos.
—Te estás tomando tu tiempo esta mañana —señala mientras toma asiento.
Si no salimos de aquí pronto llegaremos tarde al trabajo, pero no puedo encontrar qué ponerme.
Me acerco al espejo una vez más vistiendo un nuevo atuendo y el resultado es el mismo, no logro cerrar el cierre de mi falda.
—Lo siento pero mi cuerpo ha decidido recordarme que me acerco a los treinta —digo yendo por otro cambio de ropa.
—¿Eso qué significa? —pregunta Mike.
—Que estoy engordando, Michael. No irás a decirme que no puedes verlo.
—Algo me dice que "no" es la respuesta correcta.
Giro los ojos en mis órbitas.
—Anda, puedes ser honesto.
—Honestamente no sé de qué estás hablando.
—Ay, por favor.
—Georgina, creo que ha quedado establecido que no soy la persona más observadora después de todo.
Frunzo el ceño con preocupación ante sus palabras.
Sé que se está refiriendo a mi embarazo.
Se hace un incomodo silencio.
—Puede que no lo notes tú pero mi ropa lo hace sin duda —retomo para acabar con el mismo.
Suspiro con pesadez.
—Quizá sea mejor que me quede en casa —digo—. Hablaré con la señora Hardy...
Michael enarca una ceja.
—¿Es esto realmente porque no encuentras qué ponerte o se debe a que no quieres alejarte de Matthew? —dice levantándose de su asiento.
Al parecer ha decidido ayudarme a encontrar un atuendo.
Me dejo caer sobre el diván.
—Ambas —admito—. Sé que nos preparamos para esto durante todo el fin de semana pero...
—Georgina, todo estará bien. Solo serán unas horas. Además sabes que no podrás estar con él todo el día para siempre. Te vendrá bien empezar a acostumbrarte.
—Es muy pronto —replico.
—Haz hoy la prueba y si no funciona le dices a Blanca que no regresarás.
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No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)
RomanceSi estás acostumbrada a vivir entre los mejores lujos, segura de poder tener todo lo que el dinero pudiera comprar, y de pronto te dijeran que te has quedado sin nada ¿qué harías? ¿Y si se te ocurriera una loca idea a la que tu mejor amigo te respon...