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 —¿Puedo sacarlo ya? —pregunto entusiasmada.

—Todavía falta un poco, Georgie —dice Rose, pero es evidente que tiene tantas ganas de ver el resultado como yo.

Por otro minuto nos quedamos a contemplar el pastel a través de la ventanilla del horno. Es el sonido de mi celular lo que nos saca de nuestro ensimismamiento.

—Creo que este pastel será un éxito —digo a modo de saludo al levantar la llamada de Mike.

—Eso dijiste del último y por lo que sé tuvieron que echarlo a la basura —es su respuesta.

—Esta vez es en serio, lo sé.

—Te creo entonces —dice—. ¿Cenaremos juntos?

—No, ya le prometí a Rose que me quedaría a cenar. Por cierto, quiere que cenemos todos juntos mañana.

—Bien. ¿Nos veremos más tarde?

—Por supuesto —digo.

Quizá lo ideal sería ir a casa. No recuerdo la última vez que me pasé por mi apartamento.

Sin embargo Michael ha estado demasiado introspectivo y algo me dice que no es buena idea dejarle mucho tiempo solo.

Un pitido a mi espalda indica que ya es hora de sacar el pastel.

—¡El momento de la verdad! —exclama Rosalie.

—Mike, tengo que dejarte. El pastel ya está listo.

—Bien. Hasta pronto.

—Antes que eso —replico antes de poner fin a la llamada.

Voy junto a Rosalie que ya tiene el pastel reposando sobre una rejilla.

Se ve perfecto.

—Creo que lo lograste —dice con una sonrisa.

—Al menos en cuanto a aspecto —digo—. Ahora solo tenemos que esperar para probarlo.

—¿Deberíamos empezar a buscar ideas para las decoraciones?

Asiento y nos encaminamos hasta la mesa en que hemos esparcido una docena de libros de repostería.

El resultado de hoy ha sido maravilloso.

Siento que podré presentarme ante Jeremy con la seguridad de que logré mi objetivo. Ya puedo hornear un pastel.

Sin embargo a pesar de eso no puedo festejar mi éxito. Se siente algo extraño.

Y sé que es por Michael.

Él sigue sin estar bien con esto y me pregunto si su extraño comportamiento se debe a su rechazo a mi idea.

Admito que me está poniendo algo nerviosa.

Sus miradas son más largas... más intensas... más llenas de preguntas.

Y me muero de ganas por señalar lo que he notado, pero me asusta lo que pudiera decirme.

Quiero y no quiero saber lo que está pensando.

Suspiro.

—¿Sucede algo, Georgina? —pregunta Rosalie sacándome de mis pensamientos, lo que le agradezco.

—No, nada —niego rápidamente—. Mira, ¿qué te parece esto? —pregunto decidida a desviar la atención de mi persona.

*

A pesar de estar en una habitación totalmente distinta solo me toma un segundo percatarme de su llegada. Es como si el aire en todo el lugar se transformara de pronto.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora