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Puedo sentirlo, me estoy debilitando.

Puede que se deba a que muchas de mis últimas conversaciones me hayan hecho pensar en ello. Todas esas cosas que no puedo cambiar.

Siento el brazo de Michael tensarse alrededor de mis caderas. Me acerco más a él y descanso la cabeza en su pecho.

No debería estar aquí, lo sé, más es un capricho que me he concedido. Aun cuando él esté resultando algo confuso. Muy críptico.

Sigo intentando entender de qué iba exactamente nuestra conversación de anoche. Es como si hubiese dicho mucho y nada a la vez.

Y sus preguntas...

¿Seré feliz? ¿Tendré todo lo que quiero?

Tendré todo lo que puedo tener.

Me pregunto si está ligado todo esto a su pregunta sobre si no pudiese darle aquello que pudiese querer.

Anoche también dijo algo de estar perdiendo su tiempo con deseos imposibles o algo por el estilo.

¿Qué está deseando Mike?

¿Qué desearía yo si me permitiera perder mi tiempo?

Sonrío para mis adentros. No es como que no supiera cuál es la respuesta a esa pregunta.

Levanto mi mirada hacia el rostro de la persona más importante en mi vida.

Acaricio su mejilla y luego toco sus labios.

Aún recuerdo la primera vez que los besé. Han pasado quince años desde entonces, pero lo sigo recordando como si hubiese sido ayer.

Me llevo una mano a los labios con los ojos abiertos como platos.

Me besaste —digo sin poder ocultar mi incredulidad.

Tú me pediste que lo hiciera —dice encogiéndose de hombros—. Ya sabes... Dijiste toda esa tontería de querer tu primer beso, que todas las chicas en tu clase hablan de ello y no querías ser la única que...

Sé lo que te dije —lo interrumpo—. Y sé lo que te pedí, pero dijiste que no lo harías. ¿Por qué me besaste entonces?

Porque es lo que querías. Tu primer beso conmigo.

Pero me tomaste desprevenida. Esto es diferente...

¿Diferente? ¿Cómo es diferente? Estoy haciendo lo que pediste.

Sí... No sé... No es lo que imaginé.

¿A qué te refieres?

Bueno, se supone que sería una práctica. Algo planificado con mi confiable amigo, pero...

¿Pero?

No se sintió como una práctica —lo miro a los ojos con el rubor cubriendo mis mejillas—. Se sintió bien.

Él me mira confundido.

¿Esperabas que se sintiera mal?

No, claro que no... Pero no esperaba sentir esto... Michael, lo que quiero decir es que me gustó... Mucho.

Entonces podrás decir a tus compañeras que tu primer beso te gustó mucho.

Ese no es el punto. No me estás entendiendo.

Definitivamente no —dice poniendo los ojos en blanco.

Michael... ¿Qué pasa si las cosas cambian entre nosotros? Porque siendo honesta en este momento quiero volver a besarte.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora