18

86 8 0
                                    

 —¿Si íbamos terminar por venir a este lugar de cualquier manera por qué no iniciamos por acá? —pregunta Mike mientras abre la puerta para mí.

Es claro que está llegando al punto en nuestro viaje de compras en que empieza a irritarse.

Mike detesta ir de compras. Es una de las razones por las que yo me encargo de casi todas sus compras por él. Soy quien prepara la lista del mercado para su ama de llaves y la que renueva su guardarropa cada tanto ya que a él esas tareas no podrían importarle menos.

—Ya sabes por qué —digo en voz baja.

Tan pronto visualicé lo que quería supe que este sería el lugar ideal para encontrarle, más no tenía deseo alguno de venir hasta aquí.

Sin embargo no me ha quedado opción. Falta muy poco para la venta y no he podido encontrar en ningún otro sitio algo que satisficiera mis deseos.

—Georgina, Georgina —escucho tan pronto me alejo unos pasos de la entrada.

Mayra Yang es una artista, debo concedérselo. La mujer tiene una habilidad para hacer de la pieza más simple una obra de arte. Se especializa en el diseño de artículos de papelería, empaques y textiles. Cada pieza que crea es una completa exquisitez.

Su tienda sería la única que visitaría para este tipo de cosas si no fuera porque es una de las mejores amigas de mi madre y sin lugar a dudas su informante.

Es una de las razones por las que mi madre siempre está al día con lo que pasa a kilómetros de distancia de donde está.

Se conocieron poco después de que mamá conociera a papá pues ella estaba en ese entonces comprometida con uno de los mejores amigos de éste.

Cuando mamá quedó embarazada y terminó por mudarse aquí, donde no conocía a prácticamente nadie, ellas dos se unieron mucho. Lazo que solo se hizo más fuerte cuando el cuento de hadas de ambas llego a su fin.

Mayra se vio viuda muy temprano y mi madre en un matrimonio infeliz que se encaminaba al divorcio.

Aunque a diferencia de mi madre, es claro que Mayra si amaba a su difunto esposo. No parece que nunca pudiera superar su perdida.

—Que sorpresa verte por aquí —dice Mayra alegremente—. Cada vez que te veo estás incluso más hermosa.

La mujer besa mis mejillas con gracia y luego se acerca a Michael para hacer lo mismo.

—Michael, querido, tú también estás tan apuesto como siempre.

—Un gusto verla —se limita a decir Mike.

—Creo que puedo adivinar por qué están aquí —dice girándose y echando a andar.

Claramente espera que la sigamos.

Puedo intuir lo que imagina.

Una de las especialidades de su negocio son las hermosas invitaciones de boda que diseña.

—Estoy segura de que no tienes idea —digo yendo tras ella.

—Todo el mundo ha escuchado los rumores. Por fin formalizarán las cosas ustedes dos y aquí están, dándome el honor de preparar las invitaciones...

—No —la interrumpo—. Todo lo que quiero son unas cajas para unas tartas.

Ella se gira sorprendida.

—¿Cajas? ¿No invitaciones para su boda?

—No habrá ninguna boda —aseguro.

—Eso no es del todo cierto ¿no? —dice Michael y le lanzo una mirada de advertencia.

No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora