Salgo del cuarto de baño sin sentirme en lo absoluto renovada.
En la soledad no puedo evitar que mi mente vaya por senderos que no quiero recorrer.
Veo a Mike sentado sobre la cama con gesto pensativo.
Parece reparar en mi presencia y levanta brevemente la mirada antes de regresarla al aparato en sus manos.
—¿Qué sucede? —me ánimo a preguntar, movida por la curiosidad que su sombría expresión me provoca.
—Acabo de hablar con mi padre. Estaba algo sorprendido de que viajara tan de repente teniendo en cuenta que tengo tanto trabajo y quería saber si todo estaba bien.
Todo mi cuerpo se tensa al pensar en los padres de Mike.
¿Cómo reaccionarán ante la existencia de Matthew?
—Tengo que hablar con mis padres cuanto antes, pero no puedo darles esta noticia por teléfono. Jamás me lo perdonarían.
Siento una patada en el estomago.
—Tus padres van a odiarme.
Vuelve a clavar la mirada en mí y me observa fijamente.
—No veo por qué.
—Sabes perfectamente por qué. Son muchas las mentiras que dije y mira lo que ocasioné con ellas. Y probablemente tú también me odies cuando dejes de verte forzado a esconder tus verdaderos sentimientos.
—¿Perdona? —pregunta con sorpresa—. ¿Mis verdaderos sentimientos? ¿Puedo saber cuáles son?
Me encojo de hombros.
—Seamos honestos, Mike, si no fuera porque nos encontramos con esta sorpresa de Matthew estando con vida, si tan solo hubieses descubierto que te oculté el embarazo y la muerte de nuestro hijo, probablemente ni siquiera estaríamos hablando en este momento. Y, escucha, es completamente normal, lo que hice...
—¿Así que la única razón por la que estamos hablando es por el niño? —me interrumpe.
No digo nada, es evidente que él sabe cuál es mi respuesta.
Suelta un bufido.
—¿Sabes qué? No estoy de humor ni tengo la energía para hacer esto ahora. Cree lo que te haga sentir más cómoda, Georgina.
Se pone en pie.
—Iré a darme una ducha —dice.
Se da la vuelta en dirección al cuarto de baño pero vuelve a girarse tras dar un paso.
Me mira directo a los ojos.
—Crees que voy a odiarte o que ya lo hago, Georgina, pero estás equivocada —dice con seriedad—. Sería mucho más sencillo si pudiera hacer eso.
Siento como si el dolor que puedo percibir en su voz me estrujara el corazón.
—Pero en algo tienes razón —continúa—, en este momento importa muy poco lo que pueda sentir por ti o por la situación en general, todo lo que importa es Matthew y en eso es en lo que vamos a centrarnos.
Un suave golpeteo en la puerta llama nuestra atención.
—¿Sí? —apenas me sale la voz.
Como si lo hubiésemos invocado la pequeña cabeza de nuestro hijo se asoma por el umbral de la puerta.
—Excuse me —dice tímidamente—. El desayuno está listo.
—Oh, thanks —digo forzándome a sonreír—. Vamos.
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No tan buenos amigos (Historia de Redomia #2) (Disponible en fisico)
RomanceSi estás acostumbrada a vivir entre los mejores lujos, segura de poder tener todo lo que el dinero pudiera comprar, y de pronto te dijeran que te has quedado sin nada ¿qué harías? ¿Y si se te ocurriera una loca idea a la que tu mejor amigo te respon...