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Jimin entra a toda prisa al centro deportivo, nunca había corrido y caminado tanto como ahora. Todo gracias a qué Amber olvidó los guantes que Jungkook utilizará para su pelea de presentación para algunos miembros de la élite.

Su celular suena y de inmediato palpa su auricular derecho.

—Zoe, ¿dime que al menos si la estás pasando bien? —atiende el castaño, mientras recorre los largos pasillos que lo conducen hasta donde el coach se encuentra.

—Es increíble, Jimin. La luna de miel es bellísima —contesta la chica—. Hubo luna llena, imagínate en la playa bajo…

—Ok, detente —la interrumpe Park. —No quiero escuchar como tuviste sexo con tu esposo en la playa bajo la luna llena —protesta mientras se detiene frente al entrenador. —Traje los guantes —le hace saber.

—Llevalos adentro —le pide.

Jimin lo mira con desagrado, asiente y sigue su camino en completo desacuerdo al estar haciendo lo que Amber debe hacer.

—Oye, la siguiente vez que salgamos de vacaciones juntos, te voy a traer aquí —dice Zoe.

—Espero y sea todo pagado —bromea Jimin, mientras abre una puerta y entra al espacio en el que Jungkook se encuentra.

—Dije que no quería a nadie aquí —habla con voz ronca, Jeon.

—Yo…

Jimin se queda perplejo al ver cómo Jungkook se pone de pie, sobre una banca se encuentran tres fotos, una señora, un señor y una adolescente.

—Deja tus malditas bromas y caprichos de niño rico. Tienes que aprender a respetar el espacio personal de las personas —expresa con absoluta violencia, Jungkook.

—Pero es que…

—Estoy empezando a hartarme de tu estúpido accionar conmigo. ¿Crees que eres genial? Pues no lo eres —dice Jeon, mientras da pasos hacia el frente haciendo que Jimin retroceda. —¿Crees que en serio te soporto porque me agradas? ¿Crees que soporto tu estúpido mal carácter y falta de atención porque soy paciente? —lo cuestiona con voz áspera, hasta que el más bajo choca su espalda y cabeza contra la pared. —Te soporto porque eres el hijo de mi padrino, y porque necesito aprovechar esta oportunidad para conseguir mi objetivo y alcanzar mi sueño. Así que deja de buscar atención en mí, o sabrás cómo realmente soy —culmina completamente cerca del castaño.

Los ojos de Jimin se cristalizan, pasa saliva, aclara su garganta y luego deja caer la caja con los guantes, la cual rebota entre sus zapatillas y los zapatos de pelea de Jeon.

Sin decir nada el castaño se aleja de Jungkook y sale de aquella habitación a toda prisa.

—Jimin, ¿qué fue eso? ¿Por qué ese idiota te hablo de esa manera? —lo atiborra de preguntas, Zoe.

—Estoy bien, te llamaré cuando esté en casa —musita el castaño para luego cancelar la llamada.

—¿Jimin, trajiste los guantes? —interroga Amber al verlo.

—Al menos pudiste haberme dicho que el imbécil de Jungkook no quería que lo interrumpierán —replica, molesto el castaño.

—Le dije al coach y al resto de su equipo que te lo dijera —confiesa la rubia.

Jimin ve al equipo de pelea, suspira y sabe que todos lo detestan. Limpia la lágrima de su rostro con disimulo y luego sonríe.

—Pues no me dijeron. Para la próxima no olvides las cosas importantes y si tengo algo que saber dímelo tú. Todos me detestan, no los culpo y tampoco es como que sea importante —expresa con parsimonia, Jimin.

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