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Jungkook abre la puerta de su apartamento y se encuentra con Amber, la cual entra sin que él se lo pida.

—Oye, no puedes entrar así —la reta Jeon.

—Sshh —emite la rubia. —Déjate de juegos y enviame la dirección —le pide a la persona al otro lado de la línea.

Culmina la llamada y ve fijamente su celular.

—Necesito que te vistas y me acompañes —se dirige está vez a Jungkook.

—Amber, ¿qué haces aquí? No puedes entrar a mi apartamento sin que te lo permita, podría estar con alguien y echarlo todo a perder —se queja el pelinegro.

—Ok, sí. Tienes razón, lo siento. Pero es que enserio necesito que me acompañes.

—¿A dónde? 

—No lo sé —miente la rubia. —Pero tengo la dirección —agrega mientras agita su celular.

—¿Por qué debo ser yo el que te acompañe? ¿Por qué no lo hace John?

—Haces demasiadas preguntas. ¿Me ayudarás o no? —lo cuestiona desesperada. —Espero que sí —musita, mientras hace una cara tierna.

—Bien, voy por mi sudadera.

Amber sonríe grandemente mientras Jungkook va hacia su habitación.

Después de treinta minutos que se dividieron entre llegar al lugar y encontrar un buen estacionamiento. Cuando están frente a la fila para entrar a la discoteca Jeon cambia de opinión al instante.

—No entraré ahí —se rehúsa el pelinegro.

—Por favor, Jeon —suplica Amber. —Mi hermana pequeña está dentro —miente por segunda vez.

—Mierda —espeta entre dientes.

La rubia le entrega un par de billetes al guardia y de inmediato los deja entrar. 

Se adentran al lugar hasta por fin llegar a la barra. Jungkook alza su mano y uno de los bartender's se acerca a él.

—¿Qué te sirvo?

—Una soda con mucho hielo —contesta el pelinegro.

—¿Es en serio? —se burla Amber.

—Si, no quiero que el coach y mi padrino me llamen la atención si me realizan algún doping sorpresa —replica de mal humor—. ¿La encontraste?

—¿A quién? —pregunta Amber.

—A tu hermana. No dijiste que…

—Iré a buscarla, espera aquí —le pide nerviosa la rubia.

Jungkook la ve partir y dirige su mirada a la pista de baile la cual al parecer está motivada. Hay muchas personas haciendo un círculo mientras aplauden, gritan y bailan.

—Quiero una cerveza —pide una chica. —Oye, una cerveza —repite. —¿Qué debo hacer para que me atiendan? —indaga molesta.

—Ser bonita seguro que no —menciona Jeon, obteniendo la atención de la pelirroja.

—¿Ah, sí? —articula nerviosa.

Jungkook está por seguir con la conversación, pero ve cómo los del lado izquierdo de la barra se hacen puño y otros se apartan llamando su atención.

Un tipo alto de cabello azabache empuja con fuerza a otro joven, haciéndo que se golpee la espalda contra la orilla de la barra. El que está contra la barra ladea su rostro y es entonces cuando Jungkook reconoce al hijo de su padrino.

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