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Jimin entra a su casa, se quita las zapatillas y camina descalzo por los pasillos hasta llegar a la sala, en la cual se encuentra el coach, Amber, Brad, John y Jungkook junto al resto de su equipo y su padre.

—Jimin, ven acá —le pide su padre al verlo.

—Es que hay algo que debo hacer —se excusa el castaño.

—Jimin —lo reta su padre.

—No es una excusa, lo digo en serio —reprocha el chico.

El señor Park se pone en pie y camina hasta su hijo.

—Eva, me necesita. Quiero que les ayudes con el lugar de la concentración y dejes todo en orden con Amber.

—¿Por qué yo? —lo cuestiona con una rabieta—. Puedes hacerlo tú antes de ir con Eva.

—Bien, lo haré yo. Tú vas a ayudar a Eva.

De inmediato el castaño tuerce sus ojos ganándose una mirada inquisidora y sorprendida de su padre.

—Ok, está bien. Lo haré —accede de mal humor.

—Compórtate, por favor —le súplica su padre.

—¿Cuándo te he dado problemas, papá? 

Ahora es el señor Park quien tuerce sus ojos. Jimin lo empuja juguetonamente mientras se ríe.

—Vete.

—No quieres escuchar mi respuesta —bromea su padre.

—No, ahora vete —dice entre risas el castaño.

Won deposita un beso en la sien de su hijo, se despide del resto y luego se marcha.

—Y bien —habla Jimin, adentrándose a la sala. —¿Qué es lo que tienen hasta ahora, Amber? —se dirige a la rubia, mientras toma asiento al lado de John.

—Los anuncios publicitarios están listos, los banners que estarán en la cartelera casi listos. Tenemos día, hora y fecha. Pero falta el lugar para la concentración de Jeon —lo pone al tanto la chica.

—¿Qué es lo que tienen en mente? —se dirige al equipo de Jeon.

—Debe ser algo aislado, silencioso, espacioso. Cómodo con lo necesario para él y para nosotros —contesta el coach.

Jimin se queda en silencio por unos segundos mientras el resto se observa entre sí.

—¿Qué tal la casa de Alaska de papá? —suelta el castaño, haciendo que todos lo vean.

—Debe tener un gimnasio —recalca la masajista.

—Lo tiene —asevera Amber.

—También tiene suficientes habitaciones, un jacuzzi, una piscina y un baño sauna —menciona Jimin.  —Lo único que faltaría sería el equipo de boxeo y la despensa —agrega orgulloso.

—Disculpa, ¿estás presumiendo? —lo interroga la masajista en tono indignado.

—No —interviene Amber.

—Sé que deseas escuchar que no, pero la verdad es que sí —responde la pregunta de la chica, ganándose una mirada furiosa de Amber.

—En Alaska hace demasiado frío, no creo que Jeon esté preparado —comenta el coach.

—Solucionado. Tenemos la casa de Florida —propone una segunda opción, Jimin.

—Florida es caluroso —replica la masajista.

Jimin los ve y finge una sonrisa, Amber lo nota, se pone en pie y camina hasta él.

—Cálmate —murmura la rubia. —¿Tienen alguna idea en mente? —cuestiona al equipo.

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