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Ha pasado un mes y tanto para Jimin y Jungkook, ha sido el mejor mes de sus vidas, ya que, la mayoría del tiempo dormían juntos y por la mañana John se encargaba de dejar al pelinegro en el gimnasio y al castaño llevarlo a la casa de su padre antes de que despertará.

Jimin sale del baño y pega un brinco cuando ve que alguien le obstruye el paso.

—Maldición, Jungkook —murmura entre dientes, golpeando con una de sus manos el pecho del más alto. —Deja de reírte, no es gracioso —lo señala, molesto. 

—Te ves precioso —lo halaga el pelinegro—. Dame un beso.

Jimin se acerca a Jungkook y aun molesto se pone de puntillas y deja un casto beso en los delgados labios del contrario.

—Ya, es suficiente. Estamos en un lugar público, controla tus manos y tus ojos —le indica el castaño.

—Como si eso fuera fácil —masculla Jeon.

—Solo hazlo, amor.

—Bien, sí, como sea —parlotea en desacuerdo.

—Te ves muy guapo. Llegue a tu vida y ahora luces espectacular, Jungkook —fanfarronea Jimin, haciendo reír a Jungkook mientras lo sigue muy de cerca.

—¿Insinuas que eres la razón por la cual me veo bien? —lo cuestiona divertido el más alto.

—Sí —contesta con determinación el castaño. —¿Has escuchado eso de que cuando estás con la persona correcta te hace ver bien en todos los sentidos? —inquiere, deteniéndose antes de regresar a la mesa junto a su padre y Amber.

—No, pero ya me lo dijiste —murmura Jeon, parándose al lado de Jimin.

—¿Y qué piensas?

—Pienso que quiero besarte y…

—Cierra la boca —lo interrumpe entre risas, Jimin.

Ambos regresan a la mesa y su padre hace todo lo posible para mantener sus manos lejos de las piernas de Amber, mientras Jake, su entrenador mira su celular.

Una ronda de aplausos se escucha debido a que dos personas suben al escenario para empezar con la premiación de la WBC de este año. El salón se encuentra lleno de boxeadores retirados, amateur, los que ya tienen un camino recorrido y trazado en la élite y los que empiezan a abrirse paso como Jeon.

—Buenas noches —se escucha una coqueta y varonil voz que hace que todos en la mesa giren sus rostros para ver a la persona.

—¡Dimarco! —exclama Won mientras se pone de pie al ver al peleador de UFC en su mesa. —¿Cómo has estado? —pregunta, estrechando su mano con la del Italiano.

—Muy bien señor, Park —contesta de manera educada.

Amber y Jake ven a Jungkook, el cual no quita la vista del Italiano ni por un microsegundo.

—¿No vas a saludarme? —se dirige el italiano a Jimin.

El castaño se pone en pie, rodea la mesa y camina hacia su amigo.

—Te ves hermoso —lo adula Dimarco mientras se funden en un abrazo.

—Desvía tu mirada o al menos finge una sonrisa —musita la rubia viendo a Jeon.

—Lo sé, yo siempre me veo hermoso —dice Jimin en tono divertido.

—Sí, sí, de eso estoy muy seguro —concuerda el italiano, esbozando una enorme sonrisa mientras ve al castaño frente a él.

—Estaré en Los Ángeles esta semana, podemos vernos si gustas —verbaliza Dimarco.

Amber ve el rostro de Jeon tan tenso que no puede evitar mantener su boca cerrada—. Ay, no.

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