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Los Ángeles 

Jimin camina tras la emocionada Emma, que brinca, camina, y luego brinca y camina intentando seguirle el paso a John, el cual carga una caja sobre su hombro izquierdo y un par de bolsas con su mano derecha.

—Oye, Em. Ve con cuidado —le pide el castaño al verla tropezar.

—Sí, sí —balbucea la niña, acomodando sus anteojos.

El celular del castaño suena, pasa las dos bolsas con ropa a su mano izquierda y con la derecha coje su movíl y atiende.

—Amber, sé que te dije que no te molestaría, pero necesito tu ayuda.

—Jimin, sí, claro. Dime —habla con voz agitada la rubia.

—Necesito la despensa, iba hacerla, pero le prometí a Emma que le compraría juguetes y papá me llamó y debo hacer otras cosas. Tú podrías… podrías…

—Yo las hago, enviame la lista con lo que necesites y las llevaré al apartamento —lo detiene.

—Te lo agradezco muchísimo, te enviaré la lista. Te amo.

Cancela la llamada y entra luego de guardar la bolsa de ropa en el baúl junto al resto de bolsas.

—El cinturón, Emma.

—Listo —dice con efusividad la niña.

—Alguien está feliz —murmura John, mientras pone en marcha el vehículo.

—Así parece —musita el castaño al mismo tiempo que atiende la llamada entrante de su padre—. Voy en camino, relájate.

—La reunión se canceló, pero si quieres podemos ir por un café y…

—No me gusta el café y Emma se aburrirá en una cafetería —lo interrumpe con rapidez. 

—Bueno, podemos ir a otro lugar que la niña…

—No lo creo, está emocionada por abrir sus juguetes nuevos.

—Jimin, debes dejar de evitarme. Soy tu padre y…

—Llamame cuando sea algo importante, cuídate papá.

John ve por el retrovisor a la niña, la cual eleva sus cejas y luego oculta su sonrisa tras sus manos.

—¿Al apartamento? —indaga el moreno.

Jimin ve a Emma, la pequeña asiente y luego él emite un audible—. Uhum.

La relación padre e hijo entre Won y Jimin, iba cada día en decadencia. El castaño solo se junta con él en eventos públicos que requieren la presencia de ambos, y ese había sido unos de los tratos del chico con su padre, incluyendo una cena, un almuerzo y un desayuno al mes.

—Jimin, ¿me ayudarás a armar mi tocador? —pregunta la castaña mientras bajan del auto.

—Si tú lo deseas, sí —acota el castaño sonriendo.

Park ve alrededor del edificio, hay plantas nuevas y eso le gusta mucho. Guarda su celular y camina hacia el portón principal.

—John, lleva a Emma adentro. Voy enseguida.

El moreno asiente mientras baja bolsas y la caja del vehículo con la ayuda de la niña.

—¡Date prisa, Jimin! —alza su voz ansiosa la castaña.

—¡Subiré enseguida! —responde en el mismo tono él.

—Joven Park —lo saluda el guardia de seguridad de la entrada.

—Hola, por favor abre.

El hombre de inmediato hace lo que le indican. El castaño sale y ve el edificio un retoque de pintura y tiene pensado en unas lindas enredaderas por toda la pared.

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