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Jimin y Jungkook llevan casi dos semanas conviviendo juntos, el enorme apartamento del castaño se ha convertido en ese lugar especial en que pueden convivir y seguir conociéndose cada día.

Jimin sale de la tina, coge una toalla, se seca y luego se coloca un cómodo short y una camisa grande de Jeon. El pelinegro se asoma y puede ver cómo el castaño se encuentra acurrucado destapando la tina. Abre la puerta de par en par y es casi inevitable que el más bajo se asuste.

—Maldición, me asustaste —espeta entre dientes.

Jungkook entra al baño y ayuda a poner de pie a Jimin.

—Te ves hermoso —lo elogia el pelinegro.

—Sí, no te creo —murmura el más bajo—. ¿Cómo te fue? 

—Me fue bien —responde a la pregunta, pero detiene sus pasos haciendo que Jimin también se detenga, para luego arrinconarlo entre su cuerpo y la puerta del baño. —¿Dijiste que no me crees? —lo cuestiona, alzando sus cejas. —Debes saber que me muero de ganas por demostrarte lo mucho que me gustas y lo mucho que te deseo —musita con malicia Jeon, sobre la comisura de uno de los oídos de Park.

—¿Ah, sí? —cuchichea ansioso, Jimin—. Pues…

El castaño no consigue acabar su argumento porque Jungkook se ha lanzado directo a sus labios, haciendo que la única reacción por parte de Jimin sea ponerse de puntillas agarrar a Jeon del cuello y hacerlo descender un poco para profundizar el beso.

Es una maldita locura, ellos son una locura. Entre cada beso lleno de deseo se dejan en claro una sola cosa. Lo mucho que se quieren y desean.

—Ca-cama —farfulla Jimin. —Llévame a la cama —repite está vez con claridad luego de romper el beso.

Jungkook lo mira por unos breves segundos, sonríe ladinamente y luego se relame los labios. Jimin lo ve y puede sentirlo tan cerca haciendo que eso lo haga sentir muy deseado y seguro.

—Jungkook —lo llama el más bajo.

—Mierda —murmura Jeon con su voz grave y varonil, que causa que un escalofrío recorra desde los pies a la cabeza al castaño.

El más alto se agacha solo un poco y luego levanta a Jimin, el más bajo se sujeta de los anchos hombros del contrario mientras recorren los pasillos de la casa hasta llegar a la habitación.

—Debes saber que he fantaseado e imaginado esto durante muchos días —admite Jungkook.

Jimin lo mira con una tierna sonrisa mientras Jeon lo baja, luego el castaño lo besa y Jeon de inmediato corresponde, sin perder el tiempo cuela sus ásperas y grandes manos bajo la tela de la camisa haciendo que el más bajo se encienda un poco más.

—¿Estás seguro de esto, cariño? —lo cuestiona Jungkook, luego de despojarle la camisa a Jimin.

—Nunca he estado tan seguro —responde ansioso el castaño.

Se ven en silencio por unos segundos, luego la mano de Jeon se posa sobre una de las mejillas de Jimin cubriéndola casi por completo. El más bajo cierra sus ojos ante ese sutil toque, abre sus ojos cuando su nariz y la del pelinegro están juntas una a la otra.

—Jimin —lo llama Jungkook—. No tienes idea de lo mucho que quiero besarte, lamerte y tocarte. Quiero mirarte y que me mires con esos lindos ojos color miel mientras lo hacemos para que tu mente me tenga muy presente ahora y para siempre. 

Juntan sus labios una vez más y, se separan por unos segundos mientras se deshacen de sus camisas. Jungkook apega su torso desnudo al de Jimin y luego el más alto se encarga de llegar a la cama.

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