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Berlín 

Jungkook había construido una linda relación con Rosalina, él se siente cómodo con ella, le gusta que lo haga reír y lo rete a seguir con su vida junto a su padre.

Ahora puede decir que ha avanzado, le va bien en su empleo, tiene una amiga y un hombre adulto que lo aconseja y lo ha motivado a entrenar. No entrena para volver al cuadrilátero, lo hace porque se siente bien y le encanta que Johann lo entrené, siempre saca lo mejor de él.

A pesar de que ahora puede decir que todo marcha bien, todas las noches se pregunta ¿cómo estará, Jimin? Si ha conocido a alguien más, y si lo extraña como él lo extraña. Pero entonces la mañana llega y aquellos pensamientos desaparecen al mantenerse ocupado.

—¡Oye, Jeon! —escucha que alguien lo llama.

El pelinegro se acerca al octágono con la cuerda en su mano izquierda, inhala profundo y luego exhala.

—Sí —pronuncia vagamente.

—Necesito la práctica final, ¿quieres ayudarme? 

—No sé muchas cosas sobre las artes marciales mixtas, Jamal. Creo que…

—No te preocupes seré cuidadoso —bromea el alemán.

—Creeme que no me preocupa que seas cuidadoso, sé cómo defenderme. Es solo que…

—Vamos, Jeon. Es solo un favor —lo interrumpe Jamal—. Ponte las protecciones y entra.

Jungkook ve hacia todos lados y se da cuenta que están solos, lanza la cuerda al suelo, se quita los zapatos y luego camina hacia el lugar donde guardan las protecciones. Coge el casco, un par de guantes, y unas chimpas para proteger sus pantorrillas.

Antes de colocarse los guantes se pone el protector bucal, cuando está listo suspira y luego entra al octágono.

—Relájate, Jeon. Seré amable contigo —parlotea Jamal, mientras salta y golpea sus guantes un par de veces—. Usa tus piernas para…

—Ya sé, no soy idiota —balbucea con serenidad, Jeon.

Jamal lanza una patada con su pierna derecha y Jungkook la bloquea con su pantorrilla izquierda. Espera el siguiente movimiento del alemán y recibe un puñetazo en el pecho y él responde con un golpe recto que lo hace retroceder.

—Jungkook, ¿qué crees que estás haciendo? —habla la rubia.

—Está ocupado, ahora no, Rosalina.

—Cierra la boca, Jamal —espeta molesta. —Jungkook, sal del octágono —le pide ofuscada.

El pelinegro se distrae viendo a la rubia y entonces Jamal se aprovecha de eso. Le lanza un par de golpes y por último lo hace trastabillar de una patada en el pecho.

Jungkook gruñe molesto, de un solo tirón se quita el casco y empuja a Jamal.

—Ponte el maldito casco, Jungkook —le exige Rosalina desde afuera.

—Si es lo que quieres está bien —dice con dificultad el alemán, quitándose el casco—. El primero que se rinda.

—¡NO! —se opone Rosalina—. Jamal, detente. Jungkook no tiene principios de…

La rubia guarda silencio al ver cómo Jungkook se lanza contra Jamal. Ambos comienzan una pelea dónde relativamente la técnica es lo que menos se refleja, en especial Jeon.

Unos segundos después fuera del octágono hay una afluencia de hombres y mujeres viendo y apoyando a los dos hombres dentro.

—¿Qué es todo este alboroto? —pregunta Johann.

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