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Berlín

Rosalina sale de su auto, lo rodea por la parte delantera y se detiene en la puerta del copiloto, hace puño su mano y con los nudillos golopea el vidrio. Segundos después la puerta se abre un poco y Jungkook la ve sin expresión alguna.

—Sal del auto —le pide la rubia.

—Qué tal si me quedo aquí y tú…

—Sal de una vez por todas, Jungkook —repite la chica, abriendo por completo la puerta.

—Me duelen todos los músculos del cuerpo. Al menos podrías ser un poco considerada conmigo —rezonga Jeon, mientras saca las piernas del vehículo.

—¿Y por qué tendría que ser considerada contigo? —lo interroga Rosalina, tomando las manos del pelinegro para ayudarlo a salir.

—Porque los entrenamientos me están matando y aprender Krav maga no está siendo tan fácil —acota con veracidad el surcoreano.

—Si aprendes bien el krav maga serás excelente, deja de quejarte.

—¿Excelente? Ni siquiera sé si fue la mejor decisión.

—Si lo fue, Jungkook. Ahora deja que lloriquear la abuela nos necesita.

—¿Por qué? ¿Para qué? ¿Se siente mal? ¿Le sucede algo? —la atiborra de preguntas mientras cierra la puerta del auto.

—Calmate, no es nada serio —lo detiene la rubia—. Camina y verás.

Cómo siempre Jeon sigue a Rosalina, cuando están frente al restaurante de su abuela se dan cuenta que tiene demasiada afluencia. La mujer mayor sale del lugar, luego entra y cuando sale una vez más regresa con dos mandiles, uno en cada mano.

—Llegan tarde, te dije que te apresuraras —regaña Elda a su nieta, mientras le entrega un mandil y el otro a Jungkook.

—Sí, pero es que…

—Después Rosalina, este lugar es una locura —la interrumpe.

—¿Dónde nos necesitas? —inquiere la rubia, colocándose el mandil.

—Meseros, estamos sacando órdenes. Podrían repartir la comida, retirar platos sucios, limpiar mesas y atender a nuevos clientes —les indica la mujer.

—Lo haremos, ve adentro.

Elda se da la vuelta y regresa al interior del lugar.

—Disculpa que no te lo dije, pero temía que no quisieras acompañarme y ayudarme. Y fue la abuela quien me pidió traerte —comenta Rosalina.

Jungkook luego de escuchar que la abuela de Rosalina y mamá de Johann lo ha tomado en cuenta, se coloca el mandil y luego mira a las personas sentadas rodeando las mesas y la fila larga que espera de pie su turno.

—¿Por dónde empezamos?

La rubia esboza una gran sonrisa y luego ambos van adentro por las órdenes listas para repartirlas.

—Deliciosa comida, gracias por el buen servicio —agradece el padre de familia, luego que su familia se ha puesto en pie y esperen por él.

—Gracias por la preferencia —agradece Rosalina, mientras levanta los platos vacíos.

—Disculpen la demora —se disculpa Jeon con un grupo de mujeres.

Deja la comida sobre la mesa y se retira con la bandeja vacía y la otra con un par de cervezas y batidos.

—Aquí están sus bebidas —dice, colocando la bandeja sobre la mesa, para luego entregársela a cada persona.

—Gracias —habla una de las chicas.
Haciendo sonreír a las otras tres chicas y a los dos chicos.

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