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Frustrado, molesto y completamente en desacuerdo se encuentra Jimin, dentro de uno de los BMW de su padre como conductor a la espera de Jeon.

Tres toques en una de las ventanas se escuchan, bufa, abre sus ojos y presiona el botón para bajar la ventanilla delantera del lado del conductor.

—¿Y ahora qué? —es lo primero que articula, molesto.

—No puede estar estacionado demasiado tiempo.

—Lo sé —replica, viendo por fin al hombre al costado del auto. —Solo espero a alguien de su edificio, puede por favor tenerme paciencia como yo la estoy teniendo para no ser desheredado —añade con rapidez y desespero.

—Joven Park —verbaliza el hombre al reconocerlo. —Di-disculpe no sabía que era usted —tartamudea su disculpa.

—El imbécil ya viene —gorgotea entre dientes, al ver a Jeon salir de la entrada principal del edificio.

Jungkook puede ver el rostro de Jimin cuando el encargado del estacionamiento se aparta. Baja de la acera y cuando está por rodear el auto por la parte delantera la voz molesta de Park lo detiene.

—Detente. Viajarás atrás, ahora retrocede, sube y no emitas una sola palabra.

—Si no estás de buen humor, ¿qué es lo que haces aquí?

—Por mi padre, dijo que me va a desheredar si no soy tu estúpido chófer —acota el castaño—. Te dije que no hables, sube y cállate.

El pelinegro ríe, retrocede, sube al auto y cierra de un azote.

—Cinturón y boca cerrada —le indica Park.

—Si te doy un jab dejarás de hablarme de esa manera —musita con altanería, Jeon sobre la comisura de la oreja derecha del castaño.

—Dame un jab y te juro que además de dejar de hablarte de esa manera te hundo la carrera sin haberla iniciado —objeta Jimin, mientras ve el rostro de Jungkook cerca de su cabeza y asiento a través del retrovisor.

Los dos mantienen el contacto visual a través del retrovisor hasta que el escandaloso sonido de un claxon los interrumpe.

—Joven…

—Sí, sí. Ya me voy —balbucea el castaño.

Cierra la ventana, sube el aire acondicionado, le da play a la música y conduce hasta su primer destino.

—Oye, no me veas así. Es el itinerario que mi padre, tú jefe me entregó —dice Jimin, al ver la mirada desagradable con la que Jeon lo ve.

—¿Qué se supone que es este lugar? —pregunta Jungkook.

—Este es el Hollywood walk of Fame —responde el castaño—. Que lo disfrutes.

—Oye, espera —lo detiene el pelinegro—. Eres mi chófer y guía turístico.

—No, solo tu chófer conoce por ti solo no es difícil.

—¿Ah, sí? —lo reta Jungkook, mientras saca su celular de uno de los bolsillos de su pantalón. —El mensaje que tu padre me envió decía que también serías mi guía turístico —lo pone al tanto.

—Imposible —espeta Jimin.

—Bueno, no lo seas. Pero si me pregunta que me mostrastes le diré que nada, porque me dejaste perdido —expone con parsimonia el más alto.

El castaño lo mira, finje una sonrisa, asiente y luego se gira.

—Sígueme.

Jungkook sonríe orgulloso luego de haber cumplido su objetivo.

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