Jungkook se siente anonadado, estupefacto, impresionado y ridículamente como en una de esas películas con escenas exageradas, pero geniales.
Cuando bajan del jet privado una limusina espera por ellos, antes de subir ve a John, el cual los escolta muy de cerca con un arma ceñida a su cintura.
—¿Qué es lo que realmente eres? —lo cuestiona Jeon.
—Guardaespaldas y chófer —contesta con naturalidad el moreno.
El pelinegro sube a la limusina, sus ojos no saben con exactitud dónde ver y sus manos dónde posarse. Ve a Jimin el cual luce relajado al lado de Amber. El señor Park atiende una llamada a larga distancia mientras él no deja de maravillarse con cada cosa que mira.
Después de aproximadamente veinte minutos el vehículo se detiene dentro de una enorme propiedad. El último en bajar es Jungkook.
—Quita esa cara de asombro —le pide Jimin—. Es incómodo.
—Entonces no me veas.
—Es difícil no verte, pareces un niño que visita Disneyland por primera vez —bromea el castaño.
—Es que todo esto es nuevo y demasiado lujoso y caro —menciona Jungkook.
—Y eso que no ha entrado a la casa —comenta entre risas Amber.
—Ya déjenlo, se acostumbrará pronto —dice John.
Todos entran a la enorme casa de Los Ángeles del multimillonario Won Park. Es una maldita locura, para Jeon es la casa más ridículamente grande y lujosa en la que ha estado en su vida.
—Voy a dormir, por favor nadie me moleste —se dirige Jimin a todos—. Buenas noches papá. Amber, dile a la decoradora de interiores que se deshaga de ese maldito sofá blanco. Si no lo hace haré que la despidan.
—La llamaré mañana, ve a descansar.
—Oh, y cancela todas mis citas para mañana.
—Debes visitar al dermatólogo y…
—Solo cancela todo y pospónlas —rectifica el castaño.
—Como tú digas —susurra Amber.
El señor Park desaparece de la sala y solo queda Jungkook junto a la rubia.
—¿Siempre es así de caprichoso? —curiosea Jeon.
—No —responde Amber—. A veces es peor.
La chica lo ve con seriedad, pero luego sonríe.
—Es un buen chico, es solo que tenerlo todo y hasta demás le hace perder los estribos un par de veces.
—Parece buen chico. Le gusta conversar.
—Solo lo hace porque en el futuro les darás ingresos. Y porque posiblemente le agradas, el último luchador que apadrinó su padre le desagradaba y no paró hasta que hizo que su padre terminara cualquier vínculo con él.
—¿Eso quiere decir que mi estadía también depende de ese chico? —inquiere Jungkook.
—Él es el treinta por ciento, su padre es el ochenta por ciento. Pero si para ese treinta por ciento no resultas útil y confiable hará dudar al ochenta por ciento y adiós cualquier oportunidad en la élite y en el salón de la fama —le explica la rubia.
—Joven, el señor Park lo espera en su oficina —anuncia la sirvienta.
—Suerte —susurra Amber, y luego desaparece de la sala.
—Por favor sígame —le pide la sirvienta.
Jungkook sigue a la mujer que viste el típico vestido negro y delantal blanco, con el cabello sujeto en un moño con una coleta blanca.

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Élite
RomanceDonde Jimin es hijo de un multi millonario y Jungkook un boxeador en ascenso. Su historia empieza luego de aquella cena de presentación en la élite. ¿Quieres ser parte de la élite? ¿Qué tan dispuesto estás a dejarlo todo? Para ser parte de la élite...