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Los Ángeles 

Un sonriente y atractivo italiano se encuentra en una pequeña convivencia con algunos de sus fanáticos escogidos por su representante. Es la nueva y poderosa cara del gimnasio de Won Park, que mejor forma de promocionar que una convivencia en la cual, todos los medios deportivos y de farándulas también recibieron su invitación.

—Por favor, firma mi sostén —le pide una pelirroja.

El italiano coge el marcador, la chica alza su blusa y él se limita a complacer a su fanática, se paran uno al lado del otro para ser fotografiados como recuerdo de ese encuentro. La pelirroja antes de marcharse lo abraza de manera efusiva y al instante uno de los guardaespaldas se acerca a ella y la aleja del luchador.

La secuencia de fotografías random, conversaciones cortas y firma de autógrafos continua hasta que convive con el último de sus fanáticos.

—Eso es todo, ragazzo —le hace saber su manager.

El azabache desciende su mirada a la mesa, ve algunos pósters de él mismo y cuando está por ponerse de pie alguien lo detiene.

—No puedes irte, quiero mi autógrafo.

Al escuchar y reconocer esa voz una enorme sonrisa surca los labios del italiano.

—¿A dónde quieres el autógrafo? —indaga de forma juguetona mientras sostiene uno de los marcadores.

—No lo sé, ¿a dónde lo sugieres? —le sigue el juego el castaño.

—Bueno…

—Dimarco, los hijos del dueño de Kawasaki están aquí, tú… disculpa la interrupción 

—Está bien, ve. No quiero que mi padre diga que no los saludaste por mi culpa —murmura Jimin.

El italiano asiente y poco a poco comienza a girarse, pero se detiene.

—Jimin —llama al castaño. 

De inmediato aquellos ojos color miel que ocultan mucho dolor lo ven con atención.

—No te vayas, espérame —le pide Dimarco.

—Es que creo que tardarás mucho y…

—Te lo recompensare, haremos lo que tú quieras después —le propone el italiano.

Jimin sonríe complacido y dice—. Si lo planteas así, por supuesto que sí.

Dimarco se gira y con una enorme sonrisa va hasta la numerosa familia del dueño de Kawasaki. Saluda, conversa y se toma fotografías con cada uno de ellos. Cuando están complacidos deciden despedirse y recorrer el gimnasio junto al manager del italiano.

Won se asoma por la ventana de la oficina del encargado del gimnasio, con un simple movimiento de cabeza llama al italiano. El azabache llega a la oficina y antes de adentrarse un poco más ve hacia atrás, divisa a Jimin teniendo una conversación junto al promotor de imagen y luego entra por completo.

—Esto ha sido muy bueno, es estupendo. Hemos recibido muchas llamadas para un par de visitas y nuevos aprendices de boxeo y MMA —le plática Park, mientras toma asiento. —Tú, tu imagen es poderosa —agrega, alabando al italiano.

—Es un placer que nuestro negocio vaya bien —se limita a decir, Dimarco. —Jimin, me insistió mucho en hacerlo. Ahora que escucho que todo va bien me siento feliz de haberlo escuchado —añade, tomando asiento frente a Won.

—Sé que no eres mucho de este tipo de eventos, pero ha sido de ayuda para la imagen y credibilidad del gimnasio —dice Won. —Estoy agradecido de que hayas accedido a hacerlo, y también por las ganancias venideras para ambos —gesticula con una norma sonrisa en su rostro.

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