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Rosalina camina impaciente en el lobby del hotel a la espera de Amber, han pasado dos días y no sabe nada de Jungkook. Lo ha llamado muchas veces, casi las mismas veces que le ha enviado mensajes de texto, pero es imposible localizarlo.

—Relájate, Rosi —le pide Jamal, mientras se acerca a ella y le toma la mano.

—Tengo miedo de que el señor Park… que él…

—Basta, no pienses en eso —susurra Jamal, para luego abrazarla. —Jeon, debe aparecer. El ucraniano tiene una nueva oferta, pero debe estar él presente —le menciona en el mismo tono de voz.

El sonido fuerte y estridente de unos tacones resuena, Jamal hace que Rosalina mire hacia el frente para que se de cuenta de quién se trata.

—¿Qué te sucedió? —cuestiona Ros a Amber que luce desarreglada y con sus tacones en mal estado.

—Es todo culpa de Jimin —protesta molesta, quitándose los tacones para luego lanzarlos al suelo del lobby.

La alemana arruga su entrecejo y confundida musita—. ¿Jimin?

—Sí, Jimin —verbaliza Amber, ofuscada—. Me llamó hace dos horas, me pidió que sacará todas sus pertenencias valiosas de las casas de Won. Y bueno, hice lo que pude porque Cecilia y yo no fuimos suficientes.

—¿Dónde está? ¿Jungkook está con él? —indaga la alemana.

—No sé dónde está. Y sí, dijo que te dijera que no te vuelvas loca —acota la estadounidense.

—Que no me vuelva loca. Maldito idiota, cuando lo vea lo golpeare hasta que razone y madure —parlotea Rosalina haciendo reír a Amber.

—Le haré lo mismo a Jimin —masculla sonriendo, pero luego su sonrisa se borra al ver cómo Won cruza el lobby de prisa con cuatro guardaespaldas tras él. —Ay, no puede ser —dice entre dientes, empezando alejarse de la pareja alemana.

—Oye, ¿a dónde vas? —inquiere Jamal.

—Won está aquí, esto no es bueno —balbucea Amber, alejándose cada vez más. —Llama a Jeon, llámalo hasta que responda y no vayas al gimnasio a menos que él vaya contigo —le indica y luego acelera sus pasos.

Mientras Jamal y Rosalina se quedan en el lobby intentando contactar a Jeon. Amber consigue entrar al gimnasio, descalza se abre paso hasta llegar hasta los cuatro guardaespaldas que escoltan a Won.
Cuando ellos la reconocen de inmediato permiten que se acerque a su ex jefe. La rubia ve hacia el frente y nota como Johann conversa con el agente del ucraniano.

—Won —lo llama en un suspiro ella.

Él gira un poco su rostro hacia la derecha y la mira.

—¿Qué haces aquí? Tú no tienes que estar aquí.

—¿Dónde está, Jimin? —pregunta Park entre dientes. —Dime dónde está mi hijo —le ordena con voz demandante, mientras se acerca a ella de manera agresiva.

—No, yo…, yo no sé —vacila ella con miedo.

—¿Está con Jeon, verdad? —la interroga—. ¡Contesta!

—Won —lloriquea Amber, al verlo tan cerca de ella y totalmente descontrolado.

—Deja a la chica en paz, Park —se escucha una voz fuerte.

Won mira sobre su hombro izquierdo y ve a Johann, se aleja de Amber y se acerca al alemán.

—Ven aquí chica —le pide Johann.

Con ojos llorosos, pies descalzos y avergonzada camina hasta el padre de Rosalina.

—¿Estás bien? —indaga mientras se quita su hoodie y se lo entrega.

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