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Un mes. No había transcurrido más de un mes desde que comenzaron las clases y ya Danielle había demostrado un punto.

Bueno, dos.

Primero. Ella era, junto con varios chicos, el objetivo de las burlas en el salón y segundo, Haerin y sus amigas si eran unas idiotas. Siempre la fastidiaban. No todo el tiempo era la castaña quien lo hacía, pero si sus amigas y Haerin solo se reía de Danielle. Hyein, aunque nunca se hubieran metido con ella por su gran carácter, siempre permanecía con Danielle y Hanni para que así no las molestasen más de lo debido.

Hanni Pham.

Era una chica que Danielle había conocido en el baño, cuando terminó embarrada de sopa. Un chico le había jugado una broma a la hora del almuerzo.

Hyein faltó a clases ese día y por esa razón estaba sola, o eso pensó, hasta que escuchó unos débiles sollozos provenientes del baño y descubrió a una chica de cabellera morada. 

Sentada en el piso. Se colocó junto a ella.

También tenía el cabello y uniforme mojados y permanecieron en silencio, hasta que Danielle habló.

-¿Qué te hicieron?

-Metieron mi cabeza en el inodoro - Le sorprendió, ya que las chicas de su salón eran malas pero no llegaban a tales extremos.

-Fueron los de quinto - Aclaró, al ver la mirada horrorizada de Danielle.

Ella suspiró, pensando estúpidamente que Haerin era mala pero tampoco tanto. Se regañó mentalmente al pensar en ella. ¿Por qué le sucedía?

-Oh, ya veo.

-¿Tú? - Le preguntó, detallando su camisa manchada de un líquido espeso.

-Sopa de champiñones - Arrugó la nariz y después olfateó la tela - Lo peor es que odio los champiñones - La chica soltó una risa débil - ¿Cómo te llamas?

-Hanni Pham, ¿y tú? - Preguntó, estrechando su mano.

-Danielle Marsh.

Eso fue hacía unas dos semanas atrás y las chicas de inmediato hicieron click. Le presentó a su compañera pelinegra y ahora las tres eran un trío de amigas inseparables. Si alguien intentaba molestarlas, salía Hyein a su defensa e incluso dejaba en ridículo al mismo abusivo. Por ello Danielle y Hanni la adoraban.

Pero hoy, sus dos amigas se encontraban en clase de Arte mientras ella veía Historia. Se hallaba guardando unos libros en su casillero cuando observó una libreta azul en el piso. La recogió y pensó que era similar a la de Haerin. Ella sabía que era estúpido pero, siempre que la castaña estaba cerca de ella, Danielle no podía evitar mirarla.

Por esta simple razón podría asegurar que esa libreta debía pertenecer a Kang Haerin, la pelinegra la cargaba con ella casi todo el tiempo. Escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, acercándose, y una voz hablándole.

-¡Oye, eso es mío! - Reconoció la voz de la castaña y se volvió para mirarla. Allí estaba frente a ella y pasaba sus ojos de la libreta al rostro de Danielle - Devuélvemela - Pidió, muy autoritaria.

A Danielle le molestó un poco su tono de voz, pero prefería no hacerla enojar. Verá Dios que le harían ella y sus amigas si no se lo entregaba. Al recibirlo, Haerin lo abrazó contra su pecho y suspiró, aliviada. Después clavó sus ojos oscuros en Danielle, muy severamente.

-¿Qué hacías con el? - Preguntó de forma acusatoria y Danielle arqueó una ceja.

-¿Yo? Nada. Sólo lo encontré, en el suelo - Dijo, observando con irritación sus ojos chocolate, le fastidiaba saber que la ponían nerviosa.

RIVALES | DAERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora