Haerin odiaba llegar tarde a clases, más si significaba llegar durante su clase favorita, la de inglés. Muy curioso puesto que ella era coreana, pero le iba muy bien en la materia.
No había dormido muy bien ayer, le costaba pegar el ojo en la noche y terminó leyendo sentada en su cama, despertándose más tarde de lo acostumbrado. Cruzó la entrada, esquivando ágilmente a los estudiantes en el pasillo para llegar al salón. Un pequeño pensamiento le llegó.
¿Dónde estaría Marsh Danielle?
Hizo una mueca, sin entender muy bien el por qué debía pensar en ella. Desde el inicio de clases le sucedía, de vez en cuando la rubia acudía a sus pensamientos. Era absurdo, ella no se implicaba directamente con la chica, simplemente observaba a Minji fastidiarla a ella y sus amigas. Nunca intervenía, solo sonreía a su mejor amiga. Además, Marsh era de cierta manera... Irritante para Haerin, su presencia la alteraba. Por ello no la defendía de las constantes burlas que recibía, igual, la rubia podía defenderse.
Y también, no quería perderse el adorable rostro que hacía Danielle cada vez que peleaba con Minji. Se detuvo en pleno pasillo.
¿Qué acaba de pensar? Sacudió la cabeza, debía de ser el sueño.
Fue nuevamente en camino a su clase, ahora rezando para no cruzarse a la perdedora de Marsh en todo el día. Pero la mala suerte le dio una patada mental, al entrar por la puerta y pedir disculpas por su retraso, allí estaba. Suspiró fastidiada, no entendía el por qué, pero en verdad no quería ver a Danielle.
El único asiento libre era uno junto a la mayor, la castaña estaba pensando en simplemente dejarlo ser, ni que fuera a hablarle. Solo la tendría que soportar en clases, era al parecer la única que compartirían hoy.
Mientras caminaba varios chicos la miraban, embobados, ella sonrió coquetamente ya que en secreto disfrutaba el saber que la encontraban linda.
Se fijó brevemente, no quería darle importancia, la mayor estaba con el rostro escondido tras un libro alzado.
Haerin arqueó una ceja ¿qué pretendía? Tomó asiento mirando al frente, captando todas las explicaciones de la profesora. Anotaba los apuntes limpiamente en su cuaderno.
Después de unos veinte minutos, por la vista periférica, observó un pequeño movimiento a su izquierda. El asiento donde estaba Danielle. Sin querer parecer interesada le lanzó una mirada de reojo, abrió los labios sorpresivamente al verla.
El libro que cubría el rostro de Danielle había resbalado en la mesa, dejando ver a una Dani dormida.
Haerin se sorprendió ¿quién podría dormir en inglés? Si la materia era maravillosa, Haerin no podría.
Aún sabiendo que Danielle no la veía le lanzó una mirada de reproche, se sentía indignada, lo demostró apartando el rostro y mirando la clase. Pero una pequeña curiosidad le hizo volver a verla, quería asegurarse que en verdad la chica estaba durmiendo.
La rubia había cambiado su posición entre sueños, estaba con los brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza recostada en ellos, con el rostro hacia Haerin. La pelinegra la observaba sin darse cuenta, aunque mantenía parte de su atención en la clase. Danielle dormía con los labios entreabiertos y su cabello ligeramente revuelto por el movimiento, un mechón dorado cubría su frente. Respiraba lentamente y parecía muy tranquila.
Después de una hora, toda la atención de Haerin se la había ganado la imagen de la durmiente mayor, ni ella misma se había percatado de aquello. De lanzarle miradas fugaces había pasado a observarla fijamente, con la barbilla apoyada en su mano.
Un pensamiento tonto llegó a la pelinegra: Marsh Danielle era muy linda.
Al menor al dormir, Haerin se justificó. La observaba descaradamente, su rostro, lunares que para ella eran estrellas caídas del cielo, cejas, labios que la tentaban a tocarlos, apretarlos y muchas cosas más y ese adorable mechón de pelo cruzándole el rostro.
Detuvo su respiración rápidamente al ver a Danielle arrugando la nariz, sintió un incómodo cosquilleo en su estómago al pensar que la rubia la pillaría mirándola, pero en cambio se removió un poco hasta que finalmente cambió de posición, escondiendo la cara entre sus brazos. Inconscientemente la pelinegra frunció el ceño, rápidamente frustrada por no obtener más la visión del rostro dormido de Danielle.
Después se dio cuenta de lo tonto que era aquello y decidió volver a ver la clase, un poco confundida por su actitud. Abrió los ojos al ver la pizarra repleta de oraciones y conjugaciones que no entendía muy bien, había perdido el hilo de la clase y por ello no comprendía que tema estaban viendo. Maldijo interiormente e intentó guiarse por su libro de texto.
-Señorita Kang - Le llamó la profesora, sonriendo. Haerin era una de sus mejores estudiantes y necesitaba que diera el ejemplo - ¿Podría pasar a la pizarra para completar la siguiente oración?
Haerin tragó fuertemente, mirando lo que decía en el pizarrón sin tener idea alguna.
-Yo... Disculpe, profesora. No... Entendí muy bien, no sabría cómo, ¿podría volver a explicarlo, por favor? - Dijo con el rostro ardiendo, todos la observaban sorprendidos y la profesora se mostraba igual.
-Por supuesto, veamos si esta vez puede lograr comprender, señorita Kang - Dijo amablemente, dirigiéndose a explicar la conjugación en el pizarrón nuevamente.
Haerin asintió, copiando todo y queriendo dejar de sentir vergüenza por lo ocurrido. A su lado, Danielle hizo un pequeño ruido entre sueños, Haerin se obligó a si misma a no voltear a verla.
Ya a pocos minutos de terminar la hora de inglés, la peor clase que había tenido hasta ahora, volvió a ver a Danielle que increíblemente, seguía dormida. Haerin la fulminó con los ojos, recogiendo sus cosas y queriendo salir lo más pronto posible. Culpando a Danielle de lo sucedido en clases, todo era culpa de ella, por ello a la pelinegra le caía tan mal.
Al escuchar la campana salió de primera, sin importarle si la rubia había despertado, estaba enojadísima con ella.
Todo era su culpa, idiota Marsh.
Aquel pensamiento la acompañó durante todo el día, incluso aquella noche antes de dormir.
Le fue mal en su clase de inglés todo por culpa de Marsh Danielle y su tierna forma de dormir, arrugando la nariz y haciendo ruidos adorables ¿qué clase de estudiante dormía en clases?
Si la rubia hubiera estado despierta nada de eso habría sucedido. Sí, todo era culpa de ella. Lo que Haerin no comprendía era que no tenía sentido echarle la culpa a Danielle. Era ella misma por lo que empezaba a sentir por la rubia sin ser consciente. De todas formas, Haerin empeoraría con el pasar de los días, solo quedaba desearle suerte.
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RIVALES | DAERIN
FanfictionDanielle Marsh comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la popular Kang Haerin. Durante varios años comienza una gran rivalidad entre ellas. Ambas se odiaban a muerte o al...