RIVALES | DAERIN

07

Septiembre

Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de Danielle, sentía que los dos meses se fueron volando, tanto así que ahora dejó de lado su estilo tierno, cambiando la forma de su cabello, a uno rubio claro que la hacía ver muy atractiva.

Hace varias semanas desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo año en la secundaria. Lo había pasado fenomenal, sus amigas y los primos de Hyein la habían mantenido distraída todos los días, conversaba hasta tarde con las tres chicas vía FaceTime. De alguna manera Chaewon era de sus amigas cercanas y más ahora que asistirían juntas a la escuela. Su hermano, Soobin, era un galán y siempre parecía amable con todo el mundo.

Lo único desagradable en todos esos días fue una persona que no salía de sus pensamientos: Kang Haerin. La chica, que por cierto, Danielle odiaba y le estaba haciendo la vida imposible. Todos los días recordaba sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa pero lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos. Ahora, pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma impensable, se sentía nerviosa y la vez ridícula por sentir nervios.

Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró de que se fue a un viaje a Incheon, pero ya volvería al Instituto y sea como sea, allí desgraciadamente estarían cara a cara.

-¡Ahg, enserio, que horror! - Dijo, hundiendo el rostro entre sus manos y su madre la miró divertida.

-¿Sigues atormentada por esa niña, cariño? - Claro, durante todo el año Danielle le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.

-¿Por qué se preocupa tanto por una chica? - Preguntó Doyoung, como siempre él no entendía la situación.

-Porque esa niña lleva haciéndome la vida imposible - Dijo, dándole un mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en su paladar.

-Por eso no quiero verla.

-Parece todo lo contrario, cariño. Has Estado muy ansiosa estos días - Le guiñó un ojo y Danielle se ruborizó.

-¡Mamá! - La regañó, escuchando su risa.

Después de un rato salió directo a la escuela, vestía al igual que toda la vida: Poleron amarillo y unos shorts desgastados, en conjunto con sus zapatillas converse.

Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Hyein. Conversaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Chaewon se echó a los brazos de Danielle y se colgó de ella, todos comenzaron a reír.

-¡Chaewon, déjame respirar! Si nos vimos ayer - Reclamó, divertida, cuando la rubia se separó y le guiñó un ojo.

Siguieron conversando hasta que llegó Hanni, parecía muy feliz y los saludó a todos con la dulzura que la caracterizaba.

Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena. Como si fuese una película, de el comenzaron a bajar los que conformaban al grupito. Yunjin y una chica llamada Sakura, conversaban animosamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente lo habían hecho ya que vestían con unos jeans de mezclilla y unas blusas vaporosas que dejaban al descubierto el abdomen. Incluso se podría decir que tenían maquillaje. Taehyun y Yeonjun eran otra historia, vestían con unas camisas holgadas de última marca y chaquetas de cuero. Yeonjun fue hasta la puerta y le abrió a una ex castaña, ahora pelinaranja y con flequillo. Esa era claramente Kang Haerin, la que Danielle conocía del año pasado era pequeña frente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso bronceado. Vestía una falda negra junto con una camisa rosada de tiras que dejaba ver un poco de su estómago y una chaqueta, muy grande para que fuera de ella. Caracterizaba.