Extra #7

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-¿Llevas dinero para el almuerzo? - Preguntó Jennie, por quinta vez.

Haerin rodó los ojos, divertida por la preocupación de su madre.

-Sí, mamá. Descuida, tengo prisa, voy tarde - Recordó al ver la hora en su móvil.

Faltaban veinte minutos para entrar a clases, si quería llegar a tiempo y llevar a Minji, todo a la vez. Era mejor apurarse.

-¿Haerin? - Preguntó la pequeña Yeji, desayunaba junto a su padre mientras sonreía a su hermana - ¿Cuándo vendrá cachorrito? Lleva mucho tiempo sin jugar conmigo - Hizo un puchero.

Haerin frunció los labios, divertida, colgándose la cartera en el hombro y comiendo una galleta del tarro que estaba sobre el refrigerador. Ella comía las veinticuatro horas del día, no se cansaba.

-La has visto hace dos días, cuando llegó de sorpresa con Minji - Apuntó, sonriendo aún por el agradable recuerdo de aquella tarde.

Ver a Danielle con su hermana menor era de sus actividades favoritas, le parecían súper tiernas. Incluso, el fondo de pantalla de su móvil era una foto de Danielle y Yeji posando, la mayor hacía una mueca graciosa mientras la niña le daba un beso en la mejilla. Si en algún momento del día sentía la necesidad de ver a sus dos personas favoritas, solo bastaba con desbloquear el aparato y allí estaban ¡era perfecto!

-Eh, no. Ya van... Mmm - La niña dejó de comer para contar con los dedos, como le enseñaron en la escuela - Van cuarenta y ocho horas, rata - Le corrigió.

-Como sea - La niña rodó los ojos, Haerin le daba la razón a su rubia, a veces Yeji se parecía tanto a ella que daba miedo.

-El punto, es que no la veo hace muchísimas horas, seguro ella me extraña - Dijo, completamente segura.

¿Lo peor de todo? Haerin sabía que su hermana tenía razón, Danielle vivía preguntando por la pequeña niña y jugando con ella, cada vez que podía.

-Bah, no creo - Bromeó, le mostró la lengua a una Yeji con el ceño fruncido - Me extraña más a mí - Aseguró.

-¡Mentira! Tu eres fea, yo soy linda, claro que me extraña más a mí - Movió la mano, como si Haerin fuera inferior.

Jennie observaba a sus dos hijas, sonriendo, mientras colocaba más sándwiches en el plato de su esposo. Se dieron una mirada dulce, al parecer alguien no dormiría hoy en el sofá.

-¿Fea? ¿Yo? - Haerin colocó una mano en su pecho, riendo con gracia - Soy increíble, tus celos me dan ternura - Apretó las mejillas de su hermanita, esta se revolvió lejos de sus manos .

-¡No estoy celosa! - Comprobado científicamente, estas dos son hermanas y nadie puede negarlo.

-Por favor, todos piensan así - Estaba bromeando, su hermanita indignada era un acto digno de ver. Fue por la cocina, hablándole, mágicamente una manzana estaba en sus manos y le daba un mordisco - Hasta Danielle, ella piensa que soy hermosa - Sonrió como tonta, recordando que la chica de ojos cafés se encargaba de remarcarle lo perfecta que era, cada vez que tenía la oportunidad.

Johnny quiso hacer un comentario de padre celoso, bastó una mirada fulminante de Jennie, para hacerlo callar. Suficientes experiencias traumáticas con una Kang enojada, para el resto del año. Además, el sofá no era cómodo.

-¿Cachorrito? - La niña achicó los ojos, confundida, Haerin cubrió su boca para no reír.

¡Por Dios, esa reacción fue tan Marsh Danielle! Al parecer la pequeña niña era una combinación de ambas, como si fuera su propia hija, el corazón de Haerin se hinchó de felicidad ante la idea.

RIVALES | DAERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora