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Ese fin de semana fue gratamente increíble. Después de esperar casi tres meses, al fin había llegado el sábado en el que era el concierto de BLACKPINK. Fue difícil convencer a sus padres, pero, al final, las chicas ahorraron y fueron juntas al concierto. Fue una noche emocionante, en la cual fueron acompañadas por la mamá de Hanni, pero eso no importó.

Cantaban las canciones juntas y aunque Hyein no supiera ninguna, igual la pasó increíble cuando lanzaron el confeti de colores. Después durmieron en casa de Hanni, hasta el domingo, y fue la mejor pijamada del mundo. Habían visto en la tarde una película y los padres de Hanni fueron muy agradables e incluso graciosos.

Ahora, ya era lunes por la tarde y los exámenes del semestre estaban a la vuelta de la esquina. Danielle iba con paso alegre a la biblioteca con su nuevo suéter gris el cual le llegaba hasta la altura de los muslos, ella realmente no era muy glamurosa a la hora de vestirse.

Esperaba encontrarse a la castaña al llegar y así fue. Al abrir la puerta de la biblioteca inmediatamente captó el rostro de Haerin alzando los ojos, cómo si esperara a alguien. Cuando los ojos chocolate se posaron en ella, tardó unos segundos mirándola, y volvió su atención al libro. Obviamente, si Haerin estaba esperando a alguien no era a Danielle. Se sintió una gran idiota al descubrir que se encontraba decepcionada.

Durante estos dos meses había logrado formar varias conversaciones con Haerin, aunque siempre al final terminaban peleándose y duraban mínimo tres días sin dirigirse la palabra cuando estaban en la biblioteca, que era lo más común. Aunque sus conversaciones fueran poco significativas, o principalmente por estudios, a Danielle le daba la oportunidad de escuchar su voz e incluso conocerla más a fondo.

Se había enterado, por un vago comentario de la castaña, que su plato favorito era la pizza y que su serie preferida era First Kill y el como faltaba poco para la segunda temporada de esta. Se sentía ridícula ya que, aun después de varias semanas de aquella conversación, ella aún recordaba esos detalles y que también le hiciesen sentir bien.

Durante todo este tiempo también había aprendido algunas expresiones faciales de Haerin, cuando ellas estaban estudiando y ni se hablaban. Arrugaba el entrecejo al concentrarse así como también al estar disgustada o que comenzaba a morder sus dedos cuando claramente estaba aburrida.

Idiota, idiota, se decía a ella misma mientras se sentaba en su mesa de siempre. Parecía una acosadora cuando ni siquiera eran amigas. La observó un rato, esta vez sin disimular mucho y después frunció el ceño, enojada con ella. ¿Por qué la hacía sentirse así? Ya lo tenía claro, detestaba a las niñas mimadas como ella, con todo su ser y todo por Haerin, que parecía no terminar de salir de su cabeza.

Extrañamente Haerin levantó el rostro, y con cierto cuidado observó a la pelinegra, sus ojos se encontraron y Danielle permaneció, o al menos intentó aparentar, tranquila, como si estuviera mirando hacia el paisaje al otro lado de la ventana que había detrás de la castaña. Parecía funcionar, ya que de reojo observaba como Haerin no la observaba extrañada, la pelinegra incluso sospechaba que la miraba fijamente.

Danielle no lo pudo evitar, pero se le disparó el pulso y ahora sintiéndose más valiente, dirigió sus ojos fijamente a Haerin que tensó los hombros al haber sido atrapada mirando. Danielle intentó alzar una ceja, aparentando que se extrañaba de la mirada de la castaña, cuando hace poco ella también la había estado observando, dándole a entender que no entendía por qué Haerin la miraba con tanta insistencia y la castaña apartó la mirada. Volvió el rostro hacia abajo y el cabello le cubrió la cara mientras leía su libro.

Por un momento, Danielle sintió una gran emoción invadirle por completo e incluso permaneció en ella horas después de haberse marchado de la biblioteca. Intentó ver películas tristes o lavarse la cara pero nada quitaba su emoción. Bufó frustrada con ella misma y durmió, lanzando maldiciones contra aquella jóven compañera suya.

RIVALES | DAERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora