"Sombras y Destellos"

Capítulo 18: La Carga de Lucía

Lucía cerró la puerta de su habitación con un suspiro de alivio. El día había sido agotador, lleno de tensiones y emociones encontradas que pesaban sobre sus hombros como un manto de plomo. La pelea con Samuel aún resonaba en su mente, pero había algo más, algo más profundo que la estaba atormentando.

Se dejó caer en su cama, sintiendo el colchón abrazarla con suavidad mientras las lágrimas comenzaban a brotar sin control. Había mantenido sus sentimientos ocultos durante tanto tiempo, temerosa de preocupar a sus padres, a sus amigas e incluso a Samuel. Pero ahora, en la soledad de su habitación, no podía contener más el peso que llevaba sobre sus hombros.

El silencio de la habitación solo era interrumpido por el sonido de sus sollozos ahogados y el eco de sus propios pensamientos. "¿Por qué siempre siento que no es suficiente?", se preguntó en silencio, sus palabras resonando en el vacío de la habitación. "¿Por qué no puedo ayudarlo más? ¿Por qué no puedo hacer que todo esté bien?"

La voz en su cabeza parecía retumbar con cada palabra, recordándole constantemente sus propias limitaciones y fracasos. Se sentía atrapada en un torbellino de autocrítica, incapaz de escapar de la espiral descendente de sus propios pensamientos.

"Debería haber hecho más", murmuró para sí misma, sus palabras ahogadas por el peso de su propia culpa. "Debería haber sido más fuerte, más valiente. Debería haber estado ahí para él cuando más me necesitaba."

Pero por más que intentaba encontrar respuestas en su interior, solo encontraba más preguntas. Se sentía perdida en un mar de dudas y arrepentimientos, sin saber cómo seguir adelante o cómo encontrar la redención que tanto ansiaba.

Las horas pasaron lentamente mientras Lucía se sumergía en el torbellino de sus pensamientos, reviviendo una y otra vez cada momento doloroso, cada palabra no dicha, cada oportunidad perdida. Se sentía como si estuviera atrapada en un laberinto sin salida, con la oscuridad envolviéndola cada vez más apretadamente.

Con un suspiro resignado, se dejó caer en la oscuridad de sus propios pensamientos, deseando encontrar alguna forma de liberarse del peso que la había estado atormentando durante tanto tiempo. Pero sabía que, por ahora, tendría que conformarse con el consuelo efímero del sueño, esperando encontrar algo de paz en la quietud de la noche.