Lucía abrió los ojos lentamente, sintiendo una pesadez en su cuerpo y un zumbido en los oídos. La habitación estaba iluminada por la luz tenue de la mañana, y el sonido de las máquinas médicas llenaba el aire. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en una cama de hospital, con tubos de oxígeno y suero conectados a su cuerpo.
Una oleada de confusión y temor la invadió cuando recordó lo sucedido. ¿Cómo había llegado allí? ¿Qué había pasado con Samuel? La memoria de su ataque de ansiedad y convulsiones comenzó a emerger lentamente en su mente, trayendo consigo una sensación de pánico y desesperación.
Antes de que pudiera procesar completamente lo que estaba sucediendo, sus padres y sus amigas entraron en la habitación, con expresiones de alivio y preocupación en sus rostros.
*Madre de Lucía:* "¡Lucía, cariño, estás despierta! ¿Cómo te sientes?"
Lucía trató de sentarse en la cama, pero la sensación de debilidad y mareo la obligó a recostarse nuevamente.
*Lucía:* "¿Qué... qué pasó? ¿Dónde está Samuel?"
Su madre se sentó a su lado, tomándole la mano con ternura.
*Madre de Lucía:* "Tranquila, cariño. Samuel está en coma, los médicos están haciendo todo lo posible por ayudarlo."
Las palabras de su madre la golpearon como un puñetazo en el estómago. A pesar de que lo había escuchado antes, la realidad de la situación aún no había logrado hundirse completamente en su mente.
*Lucía:* "No... no puedo creerlo. Esto no puede estar pasando."
Sus amigas se acercaron a la cama, tratando de reconfortarla en medio de su angustia.
*Ximena:* "Lucía, estamos aquí contigo. Vamos a superar esto juntas."
Pero la voz de Lucía estaba llena de desesperación y desesperanza.
*Lucía:* "No puedo quedarme aquí, tengo que ir con Samuel. ¡Tengo que estar con él!"
Intentó levantarse de la cama, pero sus padres y sus amigas la contuvieron, tratando de calmarla.
*Padre de Lucía:* "Lucía, necesitas descansar. Los médicos están cuidando de Samuel, él está en buenas manos."
Lucía se resistió, luchando contra las manos que la mantenían en la cama.
*Lucía:* "¡No puedo quedarme aquí, tengo que hacer algo!"
Su madre se acercó a ella, tratando de tranquilizarla con palabras suaves.
*Madre de Lucía:* "Lucía, por favor, necesitas calmarte. Los médicos están haciendo todo lo posible por Samuel. Tienes que preocuparte por ti misma ahora."
Pero Lucía se negaba a escuchar. La idea de estar separada de Samuel en un momento tan crítico era insoportable para ella.
*Lucía:* "¡No puedo dejarlo solo! ¡Le prometí que lo ayudaría, y no puedo fallarle ahora!"
Antes de que pudieran detenerla, Lucía se levantó bruscamente de la cama, tratando de quitarse los tubos de oxígeno y el suero que la mantenían conectada a las máquinas.
*Madre de Lucía:* "¡Lucía, por favor, detente! ¡Te estás lastimando!"
Pero Lucía estaba decidida a llegar hasta Samuel, sin importar las consecuencias. Antes de que pudieran hacer algo más, una enfermera entró en la habitación con una jeringa en la mano.
*Enfermera:* "Lo siento, pero necesitamos sedarla. Es lo mejor para ella en este momento."
Lucía luchó contra la sedación, pero finalmente sucumbió al poder del medicamento, cayendo en un sueño profundo y sin sueños.
Antes de perder la conciencia, alcanzó a escuchar la voz de su madre diciendo palabras de consuelo.
*Madre de Lucía:* "Descansa, cariño. Estaremos aquí contigo cuando despiertes."
Pero en el silencio de la oscuridad, Lucía se enfrentaba a una batalla interna
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"Sombras y Destellos"
RomanceEn "Sombras y Destellos", seguimos la historia de Lucía, una joven de 18 años que, en una fiesta, conoce a Samuel, un hombre misterioso y carismático de 25 años. A través de miradas y sonrisas, comienzan una conexión inesperada que los lleva a larga...