El Omega rubio camino hasta llegar a la mesa donde estaba sentado ese mariachi que a diario lo veía cenando con sana, su compañera, otra mesera, una Omega.
Pero esta vez el alfa estaba solo, Jimin tenía demasiada curiosidad por ese mariachi, siempre...
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Yoongi y Jimin salieron del restaurante felices, pero Jimin no había pasado por alto lo que los mariachis habían dicho.
-¿Ya quieres ir a casa?- preguntó el Alfa, y Jimin negó con un puchero.
-Noo!- la voz de Jimin era suave, y Yoongi sonrió, se volvería loco.
-entonces buscaré donde estacionarme, para platicar otro rato- y así lo hizo.
3 cuadras más adelante de dónde vivía Jimin, encontraron donde estacionarse, el lugar estaba obscuro, al parecer las lámparas no se encendieron esa noche.
Apago el carro, el clima estaba fresco, al ser de noche, Jimin suspiro y Yoongi le siguió.
Todo parecía de un sueño, pero ahí estaban, dentro del auto del alfa, y se sentían felices.
-¿puedo besarte?- preguntó el Omega, quería besarlo, tenía demasiadas ganas, más después de pasarla tan bien en el restaurante.
-tú puedes hacer lo que quieras- sonrió el alfa, no podían dejar de sonreír, se sentían felices.
Yoongi se acercó y Jimin también, el alfa lo tomo de las mejillas y juntos sus labios.
Al principio era un beso lento, saboreando el uno del otro, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.
Jimin movió su mano a la pierna del alfa, y Yoongi las abrió más, quería el tacto del Omega, donde él quisiera, no lo iba a reprimir.
El Omega nunca había dado un beso de lengua, siempre pensó que era asqueroso, pero al parecer había encontrado a la persona indicada.
Yoongi le comía la boca tan lindo, y deseoso, Jimin gemía entre el beso, y se atrevió a subir su mano por el muslo del alfa, quería tocarlo, pero también le daba vergüenza.
Nunca había tocado el pene de nadie, que no fuera el de él, pero con ese alfa quería hacer todo lo que nunca se atrevió a hacer antes.
Yoongi bajó sus manos, de las mejillas del Omega, hasta su cintura, quería sentirlo cerca.
-¿podemos ir atrás?- susurro el Omega, aun jadeando por falta de aire.
-si- la voz ronca del Alfa le erizo la piel, -ve por aquí, yo saldré del auto- dejo un último beso en los labios del Omega y bajo.
Jimin se pasó para atrás, por entre los asientos, el alfa abrió la puerta y se metió rápidamente, aunque nadie pudiera verlos, todo estaba obscuro.
Nadie pasaba por ahí, esta vez fue Jimin quien tomó al alfa por las mejillas y lo beso, había leído en muchas historias escenas así, pero nunca Pensó estar en una.
-¿podemos hacerlo aquí?- preguntó el Omega, pegando su frente con la contraria.
-¿Quieres?, ¿de verdad?- susurro el alfa, la adrenalina subía por su cuerpo.
