El Omega rubio camino hasta llegar a la mesa donde estaba sentado ese mariachi que a diario lo veía cenando con sana, su compañera, otra mesera, una Omega.
Pero esta vez el alfa estaba solo, Jimin tenía demasiada curiosidad por ese mariachi, siempre...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El domingo, Jimin llegó cuando el mariachi ya estaba tocando, Yoongi no había podido ir por él, por qué tuvieron trabajo temprano.
El Omega se sentía raro, con una opreción en el pecho, que lo dejaba solo de vez en cuando.
Al parecer necesitaban camarón pelado en la cocina, todo el fin de semana hubo mucha demanda.
El Omega a pesar de sentirse resfriado, fue a ayudar a pelar camarón, ya que aún no tenía una mesa que atender.
Estaban al fondo de la cocina, pelando camarón en una mesa, que pronto se fue sana y Mayra, para cuidar de las mesas.
Aída se quedó con Jimin, lo miraba y no miraba al Jimin de siempre, así que se atrevió a preguntar.
-¿Pasa algo malo?- preguntó la alfa, ver al Omega rubio algo decaído, no era algo normal.
-si yo te contara- soltó el Omega, no había nadie más que le tuviera la confianza para contarle como se sentía.
-¿es por el mariachi?- acertó rápido, sabía que Yoongi le daba felicidad, pero que también podía quitársela de un momento a otro.
-su esposo sabe que está con alguien más- Jimin no podía ver la a la cara, sabía que la cara de Aída era muy expresiva.
-¿Él quiere terminar su relación?- preguntó incrédula, Jimin la miró por primera vez a la cara.
Aída pudo ver, los hermosos ojos azules de Jimin, brillosos por las lágrimas retenidas.
-No quiere terminar- soltó el Omega, mientras seguía pelando camarón.
-¿por qué estás triste?- no le gustaba ver a Jimin triste, sentía que la pesadez regresaba al restaurante, y eso no estaba bien.
-Tengo miedo- era ahora o nunca, lo sacaría, -no Quiero terminar nuestra relación, pero tengo miedo que me odie- soltó de una.
Aída podía entender un poco, pero debía indagar un poco más, lo que el Omega pensaba, por qué lo odiaría, si a leguas ese mariachi se veía enamorado.
-¿por qué te odiaría?- preguntó curiosa, mientras seguía pelando el camarón.
-¿eso pasa no?- hizo un puchero, no quería llorar, no arruinaría su maquillaje de los domingos, no señor. -los hombres casados le echan la culpa al amante de sus problemas- eso pensaba, más lo había escuchado en la #1.
-eso solo lo hacen los cobardes- aclaró la alfa, ella misma se sentía una cobarde, -a veces los matrimonios no son lo que piensan, son solo apariencias- quiso explicar su situación, y la de muchas personas.
-no entiendo- el Omega la miró fijo está vez, atento a sus palabras.
-yo tengo un esposo, y dos hijos- Aída nunca había sido abierta de contar su vida personal con nadie, -Amo a mis hijos, pero no puedo decir lo mismo de mi pareja, solo estamos por estar, no nos amamos- Aída suspiro, esa era su realidad.
