Capítulo 14. El abismo

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Abrí los ojos y traté de que mi vista se adaptara a la impenetrable oscuridad. Un dolor agudo atravesaba cada uno de mis músculos y mi cabeza latía con una intensidad insoportable. Estaba tendida sobre un suelo rocoso y helado. Al intentar levantarme, un gemido de dolor escapó de mis labios antes de poder contenerlo. Sabía que me encontraba en un lugar peligroso, donde cualquier sonido podría atraer a una criatura temible.

—Es un milagro que estés viva —dijo la voz de Scott desde un lugar que no alcanzaba a ver.

Intenté retroceder, temerosa de que me atacara o me hiciera daño. Estábamos en el abismo, él había sido arrojado allí por Abigail usando mi cuerpo. Aunque no era mi culpa, no podía estar segura de que no buscaría vengarse.

—No voy a hacerte nada. Aquí hay cosas peores de las que deberías preocuparte —murmuró, su voz baja y cuidadosa. No podía verlo, pero lo imaginaba con los brazos cruzados y su habitual expresión de enfado—. ¿Cómo te sientes?

—Como si hubiese caído desde setenta pisos, que fue aproximadamente lo que sucedió.

—¿Cómo llegaste aquí?

Me sujeté la cabeza, el dolor era insoportable.

—Alguien me empujó.

—¿Alguien te empujó? —repitió, incrédulo.

—Sí, cuando me volteé, alguien me empujó hacia el precipicio.

—Supongo que es el karma.

—No hay maldito karma porque yo no te hice eso, Abigail estaba...

—Poseyendo tu cuerpo, lo sé —terminó él.

Ambos guardamos silencio durante varios minutos. No sabía si debía disculparme, entrar en pánico o hacer algo más. Estaba nerviosa, con dolor en todo el cuerpo, y la oscuridad se volvía insoportable.

—¿Deberíamos buscar una salida? —pregunté, insegura.

—Ya hice cuatro rondas para asegurar el perímetro. No podemos buscar la salida hasta que la hora de la tiniebla termine —respondió con voz neutral.

—¿Cuatro rondas?

—Estuviste inconsciente siete horas.

—¿Qué es la hora de la tiniebla?

—Cuando los monstruos salen de caza.

Sus respuestas eran cortantes y frías. No esperaba menos; él y yo no teníamos una buena relación y nunca la tendríamos. Nunca seríamos amigos ni aliados, porque su misión era entregarme a La Corte, como lo había hecho con otros navegantes años atrás. En esta ocasión, solo nos uníamos por un propósito común: salir vivos del abismo de los muertos.

—Yo... —empecé a decir mientras me ponía de pie, buscándolo entre las sombras—. Lamento lo que sucedió. No me di cuenta de que Abigail estaba dentro de mí.

—No tienes que disculparte —dijo, su voz cargada de incomodidad—. Abigail Bones me ha odiado toda su existencia. Solo te utilizó para hacerme daño y no es tu culpa. De hecho, ninguna otra persona habría sobrevivido a la posesión de un espíritu ancestral. Te felicito por eso.

—¿Por qué un espíritu ancestral es diferente al resto de los fantasmas?

—Un espíritu ancestral es una entidad poderosa y antigua, profundamente conectada con la historia y los linajes familiares, con capacidades e influencias que superan las de los fantasmas ordinarios. Pueden manipular el mundo físico y espiritual con gran habilidad —respondió seriamente—. Aquellos que han realizado actos heroicos o se han sacrificado por el bien de su gente son honrados como espíritus ancestrales. Su sacrificio y valentía los elevan a un estado de poder en el mundo espiritual.

El fantasma de Wonder Hall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora