Capítulo 17. La amenaza

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Scott
 
Desde nuestra llegada a la instalación principal de La Corte, la furia de Velkara no había cesado un instante. La hermosa cazadora demonio me miraba con sus inquietantes ojos dorados, llenos de maldad y rabia. Había frustrado su intento de asesinar a Amara, una navegante a quien Velkara estaba decidida a eliminar, probablemente bajo las órdenes de Akram, aunque aún tenía dudas sobre eso.

La batalla con las bestias del abismo había sido agotadora y brutal. Mis heridas eran numerosas, pero mi daga había demostrado ser letal contra cualquier enemigo. Había sentido que Amara estaba en peligro, y la presencia imponente de Velkara resonaba en toda la instalación. Me apresuré para encontrarlas, consciente de que Amara no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir. Sin embargo, contra todo pronóstico, había enfrentado a la cazadora demonio más sádica y sobrevivido, defendiendo su vida con valentía.

Sonreí ante el pensamiento.

—¡Y todavía tienes el descaro de sonreír! —exclamó Velkara, señalándome con desprecio—. Te advierto una cosa, Scott Langdon, si vuelves a interferir y me arrebatas otra presa, no me detendré. Voy a acabar contigo.

—Me gustaría verte intentándolo —la desafié, con desdén—. No me importa quién carajos seas, Velkara. Demonio o no, enfrentarías a otro cazador, uno con más experiencia que tú.

Las luces tenues del lugar parpadearon y el suelo de piedra tembló ligeramente, reflejando la creciente furia de Velkara.

—Y a mí no me importa cuántos malditos años lleves en esto. Soy un demonio y tú, un fantasma. Podría acabar contigo si quisiera. Pero, lamentablemente, Akram aún no ha dado esa orden.

—Estoy seguro de que matar a Amara tampoco es una orden reciente.

—Es una simple humana mortal y navegante de los mundos intermedios. Akram me habría agradecido que acabara con su vida.

—Te enviaron a cazarla, Velkara —murmuré—. Pero quisiste asesinarla cuando viste que luchaba por su vida, que te enfrentó sin miedo. Sin duda, eso hirió tu orgullo.

—Me enviaron a cazarla porque es el maldito trabajo que tú no estás haciendo.

—¡No puedo atraparla aún! —exclamé, frustrado—. La estoy investigando. Amara tiene más poderes de los que se creía para un navegante.

—¿Poderes? —preguntó Velkara con recelo, pasándose la mano por su largo cabello azabache—. ¿Qué clase de poderes? ¿Cómo lo sabes?

Me miré las uñas con indiferencia, sabiendo que cada gesto de desdén la enfurecía más.

—No eres mi superior para que te comparta esa información.

Velkara guardó silencio por un momento, lo cual captó mi atención y me hizo mirarla con curiosidad.

—Oh, Scott. Estás completamente jodido si esa humana te importa.

Sentí un agujero en el pecho, pero mantuve mi expresión impasible, mirándola con aburrimiento.

—Nunca has sido buena para deducir cosas, Velkara. No hagas esfuerzos tan lamentables.

Ella me mostró una sonrisa de maldad, disfrutando de su percepción.

—Estás creando tu propia ruina si sientes algo por Amara Bones. Qué giro tan interesante.

—Deja de decir idioteces —murmuré con amenaza, llevándome la mano a la daga.

Velkara dio un paso adelante, disfrutando cada momento de mi incomodidad.

—¿Quieres que te demuestre por qué tengo razón? —continuó, su mirada malvada deleitándose con cada palabra—. Thalassa, querida, ven aquí.

El fantasma de Wonder Hall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora