Acercándome a ti

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Padmé se sintió cansada de golpe, los párpados empezaban a pesarle demasiado, y tuvo que irse a dormir a la habitación del mero cansancio.

Luke y Leia tuvieron que estar de acuerdo en que no era precisamente momento de pensar en que su padre se había vuelto un Sith, y se movieron deprisa para ayudar con lo que pudieran a la tripulación del Fantasma.

Ellos traían a un polizón robiano con implantes cibernéticos, que al parecer contenía más de la mitad de los secretos del Imperio en su cabeza.

Tenían a la mano la oportunidad para saber cuál fue el destino de su padre, pero Ezra conocía al robiano desde hace tiempo, al parecer él era amigo de sus padres... y era la persona que había dejado a Ezra atrás.

Aunque debían admitir que la batalla que se había llevado a cabo unos minutos antes era algo que deberían contar, no lo hicieron, porque querían pensar un poco en lo que había sido el destino de su padre.

Aunque debían admitir que la batalla que se había llevado a cabo unos minutos antes era algo que deberían contar, no lo hicieron, porque querían pensar un poco en lo que había sido el destino de su padre

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Padmé estaba soñando de nuevo, pero en esta ocasión estaba de regreso en su apartamento en Coruscant.

Se veía muy diferente a cómo ella lo recordaba: cubierto de polvo, todos los muebles envueltos en sábanas blancas, la fuente seca y sin vida... todo el lugar parecía deprimido, solo y triste.

—¿Hola?—Llamó —¿Hay alguien aquí?—Preguntó de nuevo al aire, pero nadie respondió.

Sin embargo, la puerta del apartamento se abrió, y entró una figura completamente vestida de negro...

Aquella armadura robótica, aquella capa negra y ése casco era algo que Padmé reconocía de las transmisiones imperiales que veía cuando esa figura negra estaba presente.

—Ani...—Dijo ella.

La figura se quitó el casco, revelando el mismo rostro de hace quince años atrás, los mismos ojos amarillos habían reemplazado el azul en los ojos de su esposo, pero ahora no se leía odio o ira en esos ojos, sino remordimiento, soledad y tristeza...

La figura, que recorrió los pasillos ignorando su presencia, se metió a la misma habitación que ellos habían compartido hace quince años, y miró a la cama en la que ellos dormían antes.

Después de un tiempo, quitó la sábana blanca cubierta de polvo de la cama y se sentó en la que había sido su cama durante la República, acariciando el sitio donde ella dormía con una mano cubierta por un guante negro.

—Padmé... lo lamento tanto... todo lo que hice, lo que te hice...—Dijo la voz de Anakin.

Padmé miró a la figura con tristeza —¿Sabes? Nunca dejé que nadie tocara este lugar... prohibí la entrada a cualquier persona, aunque nunca pensé que volvería a venir... siempre evité hacerlo—Dijo de nuevo, levantándose.

Padmé estaba al borde de las lágrimas, ver a Anakin así, tan triste, le rompía el corazón, más aún que su ausencia durante quince años.

—Me dijeron que alguien tenía el collar de Japor que te di ¿Lo recuerdas? Yo ya había empezado a olvidarlo, pero no pude—Dijo Anakin.

Mi ángel ha vueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora