Esta es sólo una historia que hice porque yo quería final feliz para Padmé y Anakin :,3
Padmé Amidala Naberrie, ex senadora de la República y ex reina de Naboo, sobrevivió al parto de sus hijos: Luke y Leia Skywalker.
Ahora ella vive escondéndose de...
Aunque las celebraciones por la derrota del Imperio aún no se terminaban en toda la galaxia, en el interior del Fantasma ya se habían acabado las celebraciones, y el ambiente era tenso, pues todos los tripulantes estaban tratando de encontrar una forma para que Anakin no tuviera que pasar por algún destierro o, peor aún, la pena de muerte.
Y aún quedaba el asunto de Padmé y su resurgimiento a la luz pública ¿Cómo explicarían que la senadora muerta en la guerra no estaba muerta y nunca lo estuvo?
Realmente eran muchas cosas en las qué pensar y que no pensaron adecuadamente antes de hacer muchas cosas...
—Pues... podríamos decir que fue él quien mató a Palpatine, eso al menos ayudaría ¿No?—Comentó Ezra mirando a su padre adoptivo.
—Y Vader... Obi-Wan dijo que todo depende de la perspectiva, al menos podríamos decir que, en cierto sentido, mataste a Vader—Dijo Luke mirando a su padre.
—También está el hecho de que nos salvaste la vida en Lothal—Dijo Kanan, abrazando al pequeño Jacen en sus brazos.
Anakin suspiró —Realmente no me importa mucho eso... mientras mi familia esté bien, no me importa lo que me pase—Dijo Anakin, abrazando a Padmé antes de besar su cabeza con cariño y que la Senadora entrelazara sus manos de forma melosa.
Leia miró a su padre —Papá... creo que ya hemos perdido demasiado estos años, al menos pienso que vale la pena intentarlo—Dijo Leia sonriendo y sus padres hicieron lo mismo.
Luke se acercó a su hermana y Han, mirando a sus padres con una sonrisa afligida mientras Ezra caminaba hacia ellos.
—Al menos... estamos todos juntos de nuevo—Dijo Ezra sonriendo —Sí... eso es cierto—Dijo Leia feliz, siendo abrazada por Han Solo.
Anakin y Padmé se miraron uno al otro, se dieron un beso y se abrazaron de nuevo, incapaces de soltarse ahora que finalmente estaban reunidos de nuevo junto a sus hijos, sus preciosos hijos...
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La familia Skywalker, los padres y los tres hijos, se dirigieron a la nave de la Antigua República de Padmé para disfrutar de una pequeña comida mientras R2 era reparado en la nave comando de la Alianza.
Anakin escuchó atentamente a su esposa comentar muchas de las cosas que se había perdido con sus tres hijos todos esos años...
Pero el ver la sonrisa de su esposa le alegró más aún que el hecho de finalmente sentirse él mismo en lugar de luchar internamente por ser Darth Vader.
Cuando la comida y la algarabía estaban en pleno apogeo, alguien entró a la nave, y no era alguien a quien esperaban ver...
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El capitán Clon Rex, un hombre viejo con barba blanca, se acercó a Anakin y Padmé con respeto antes de hacer un viejo saludo militar hacia ambos individuos.
—Capitán Rex, reportándose, señor—Dijo Rex con seriedad.
Anakin sonrió ante aquel saludo y se levantó —Descanse, soldado...—Dijo y Rex miró a Anakin y Padmé.
—Me alegro de volver a verte, amigo mío—Dijo Anakin sonriendo y abrazando a Rex amistosamente —Es un placer volver a verlo, general Skywalker—Dijo Rex sonriendo —También es un honor volver a verla, senadora—Dijo mirando a Padmé a un lado de Anakin.
La mujer sonrió y se levantó para ponerse al lado de su esposo —Oh, Rex... el título de general es algo que ya no me pertenece, aunque la orden Jedi se restaurara, sabes bien que no renunciaría a mi familia por ello—Le dijo Anakin, invitando a Rex a sentarse a la mesa y disfrutar de la comida.
El comandante Clon se sentó, mirando a aquella familia con extrañeza, pues era algo que, en realidad, nunca esperó ver con sus propios ojos... aunque ciertamente cubrió la espalda de Anakin muchas veces para que hablara con Padmé en secreto.
Ver a ambos finalmente poder expresar su amor mutuo lo hacía sentirse satisfecho, pues después de tanto tiempo teniendo que mantener su matrimonio en secreto, finalmente podían gritar a toda la galaxia que eran una pareja más unida que nada en todas las estrellas.
Leia y Luke, a un lado de sus padres, molestaban a Ezra Bridger como de costumbre, mientras Han Solo y Chewbacca miraban divertidos la escena del otro lado de la mesa.
Los miembros del fantasma trataban de intervenir en la pelea de los hermanos, aunque sabían que sería una pérdida de tiempo, porque siempre peleaban, de forma amistosa, pero siempre peleaban.
Rex comió junto a la familia, escuchando atentamente sus charlas y conversaciones, como si no hubieran estado separados durante más de veinte años y siempre hubieran sido la familia que tenía enfrente...
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La comida terminó en gran alegría por parte de todos, incluso Rex.
Pero cuando salieron juntos de la nave para ir a dar un pequeño paseo por la luna de Endor, Rex recibió una llamada de la nave comando, solicitando su presencia y la de la familia Skywalker junto a la Senadora Amidala.
La llamada conmocionó a todos... pensaron que tenían un poco más de tiempo para discutir cómo salvar a su familia.
Anakin suspiró, tomó su sable de luz de la mesa y asintió, tomando la mano de Padmé, que lo miró preocupada —Estará bien, Padmé...—Dijo él y ella asintió, no muy segura de si todo estaría bien.
Todos se miraron entre ellos en silencio, mientras Ezra se iba al Fantasma para volver con la flota, Han y Chewbacca fueron al Halcón Milenario junto a Lando, y Rex se dirigió a su propia nave, despidiéndose de Anakin y Padmé con un respetuoso gesto militar, dejando a los Skywalker en aquella vieja nave de la República.
Padres e hijos se miraron con preocupación, pero ninguno dijo sus sentimientos sobre la situación.
Luke y Anakin se dirigieron a los controles de la nave para ponerla en marcha y salir de Endor, preparándose un poco para enfrentarse a un juicio frente al Nuevo Senado completo.
