Hacía ocho años que se había enfrentado a Obi-Wan en Mustafar, y hacía ocho años que había matado a su esposa e hijo.
Nunca pudo ser capaz de ver la tumba de Padmé, a pesar de que podría haberlo hecho siempre, pero enfrentarse a ese fantasma de su pasado como Anakin Skywalker era algo que no pensaba hacer.
El Emperador había ordenado establecer una muy pequeña guarnición en Tatooine, algo que a él ya no le importaba más, no había nada de valor en ése planeta, ya no...
En la batalla de Mustafar, él trató de matar a Obi-Wan, pero no sólo no lo consiguió, sino que además fue humillado por él.
Se metió en su cuarto de meditación y se quitó su casco, sus ojos amarillos por el lado oscuro, pero eso poco le importaba...
Aunque no salió realmente herido de la batalla en Mustafar, él mismo había matado a la única mujer que lo había amado, la única mujer que él había amado, y no quería recordar el pasado al ver su rostro...
Él sólo se encargaba del trabajo sucio, las muertes de todos aquellos que se atrevían a oponerse al emperador eran obra suya, y todos lo sabían, él lo sabía.
Sabía que, si Padmé estuviera viva, no lo perdonaría nunca por lo que estaba haciendo ni por lo que había hecho a los Padawans y a los Jedis, matar niños cuando él mismo tendría un hijo propio...
—Padmé—.
Ése nombre era su salvación y su perdición, era todo lo que podía pensar cuando quería calmarse, eso y el nombre que hubiera deseado ponerle a su propio hijo...
Su vida en el lado oscuro perdió sentido cuando Padmé murió, pues su único objetivo era salvarla, ése era su propósito, sólo eso era lo que buscaba.
Se preparó para dirigirse a su siguiente misión, ocultando su rostro de nuevo con su armadura negra, pensando por última vez en Padmé antes de irse a su caza estelar para pilotar al planeta que se le asignó visitar para acabar con los opositores ahí.
Cuando la guarnición de oficiales se instaló en Tatooine, Obi-Wan ya estaba empezando a entrenar a los gemelos Skywalker, y él, junto a Padmé, tuvieron que apresurarse a buscar una forma de escapar del planeta.
Por fortuna, Padmé logró contactar a Bail Organa, quien envió una nave de incógnito para recogerlos a ambos y llevarlos a Lothal, donde la seguridad Imperial era muy limitada, lo que les permitiría estar en paz por un tiempo.
Empacaron todo de nuevo, ella junto a sus hijos se despidieron de Owen y Beru y se fueron de Tatooine, dejando atrás ocho años de vida y arduo trabajo.
—Luke, Leia, dejemos que el piloto se encargue de todo, nosotros debemos hablar sobre algo muy importante—Dijo Padmé.
Ella, junto a Obi-Wan y los pequeños Luke y Leia, con ocho años de edad, se fueron a una habitación dentro de la nave para hablar —Niños, como ya les he contado muchas veces, aunque mi nombre real es Padmé Amidala, nadie debe saber de esto, y eso aplica igual al lugar al que vamos—Dijo Padmé.
—¿Quiere decir que aún te llamarán Shmi, mami?—Preguntó Leia y Padmé asintió —Sí, pero como tendremos que empezar de nuevo, niños, quiero que cada uno de ustedes cuide de algo muy importante—Dijo Padmé.
De la pequeña caja de madera en la que conservaba las pocas pertenencias de Anakin sacó el sable de luz de su esposo y se quitó el collar de Japor que él mismo talló cuando era un niño.
—Luke, debo pedirte un favor demasiado grande—Dijo Padmé y le dió el sable de luz a Luke —Este era el sable de luz de tu padre, y es algo que debes cuidar y llevar siempre contigo—Le dijo y Luke sonrió y asintió —Te prometo que lo haré, mami—Dijo Luke, que era una copia exacta de su padre a esa edad.
Después Padmé tomó el collar de Japor y lo puso entre las manos de Leia —Tu padre talló esto para mí cuando éramos niños, me dijo que me traería suerte... ahora deberá traerte suerte a ti, que eres nuestra hija—Dijo Padmé —Ha sido algo muy importante para mí, Leia, por eso sé que tú eres la indicada para cuidar de él a partir de ahora—Le dijo a su hija.
Leia apretó el collar entre sus manos y asintió —Te lo prometo, mami, no dejaré que nada malo le pase—Dijo la niña con una mirada segura.
Padmé después miró a Luke —Ahora, a diferencia de tu hermana, Luke, tú deberás llevar una trenza de Padawan al igual que tu padre—Dijo y el pequeño Luke palideció ante la sola idea de tener que trenzarse el cabello.
Se levantó de prisa de su sitio y corrió despavorido por el pasillo —¡Ni hablar! ¡No dejaré que nadie toque mi cabello!—Gritó corriendo.
Padmé se rió mientras veía a Obi-Wan correr para alcanzar a Luke y cumplir el objetivo de Padmé de ver a su hijo con la trenza Padawan que Anakin usó hace años.
Leia miró a su madre con curiosidad —Mami ¿Por qué Luke debe usar la trenza y yo no puedo?—Preguntó la pequeña niña castaña y Padmé le sonrió con complicidad.
—En realidad, porque me encantaría ver a tu hermano usar una trenza Padawan, pero no le digas eso—Dijo Padmé poniendo un dedo sobre sus labios.
Leia se rió y cubrió su boca con sus pequeñas manos en señal de que no lo diría, y después escucharon los reclamos de Luke ante su definitiva oposición a que le trenzaran el cabello.
Padmé se acercó al enfadado Luke y tomó sus suaves y rosadas mejillas —Luke, hazlo, aunque sea por mami ¿Puedes? Sabes que es algo que debes usar hasta que Obi-Wan diga que ya eres un caballero Jedi—Dijo Padmé, llamando la atención del pequeño Luke, quien de mala gana asintió ante la petición/soborno de parte de su madre, quien sonrió satisfecha y le cedió el paso a Obi-Wan para que empezara.

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Mi ángel ha vuelto
FanfictionEsta es sólo una historia que hice porque yo quería final feliz para Padmé y Anakin :,3 Padmé Amidala Naberrie, ex senadora de la República y ex reina de Naboo, sobrevivió al parto de sus hijos: Luke y Leia Skywalker. Ahora ella vive escondéndose de...