Adiós, maestro

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Cuando sus queridos hijos y Ezra contaban con ya casi doce años, Obi-Wan se despidió de todos los Skywalker.

Padmé lo miró triste por su partida, pero no tanto como Leia o Luke.

—Maestro...—Dijo Luke, con aquella característica trenza Padawan colgando de su cabello, al igual que su padre.

Obi-Wan sonrió y puso una mano sobre los hombros de Luke y Leia para miralos a los ojos con una sonrisa.

—Luke, Leia, ya les he enseñado todo lo que podía enseñarles... la fuerza me dice que ya no soy necesario aquí, y pronto tendrán un nuevo maestro que les enseñe todo lo que yo no podré—Dijo Obi-Wan.

Tras un breve momento, tomó la trenza de Luke y la cortó para después entregársela a Padmé.

—Es para mí un honor, Luke Skywalker y Leia Skywalker, nombrarlos caballeros Jedi—Dijo Obi-Wan antes de entregarle a Leia un cristal kyber que había guardado desde hace mucho.

Luke y Leia abrazaron a su maestro con añoranza, y Padmé se acercó a él con la mirada llena de tristeza.

—Padmé... tú eres la esposa de Anakin, y has sido mi amiga durante años... debía asegurarme de que estarías bien antes de cualquier cosa—Le dijo y Padmé sonrió antes de abrazar a Obi-Wan.

—Espero que nos volvamos a ver pronto, Obi-Wan Kenobi—Dijo Padmé y el Jedi sonrió antes de ponerse la capa encima para irse en el transporte que lo llevaría a Tatooine para estar en el exilio que quería —Eso estará por verse, Padmé Amidala Naberrie—Le dijo Obi-Wan sonriendo.

Se despidió de Ezra en el camino, sin dar muchas explicaciones respecto a dónde iba o por qué, pero le dijo que lo dejaría en buenas manos y que se cuidara del Imperio.

Ezra fue esa noche a la casa de los Skywalker, pero como al día siguiente sería el Día del Imperio, debían prepararse con lo mejor que tenían para "celebrar" en contra de su voluntad

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Ezra fue esa noche a la casa de los Skywalker, pero como al día siguiente sería el Día del Imperio, debían prepararse con lo mejor que tenían para "celebrar" en contra de su voluntad.

Padmé le aseguró que tendría preparado su regalo de cumpleaños para el día siguiente, y que en su casa no pasaría desapercibido su cumpleaños número doce.

Ezra sonrió ante las palabras de la mujer —Gracias, señora Shmi...—Dijo Ezra —De no haber sido por usted, creo que me habría perdido realmente hace mucho tiempo—Dijo Ezra mirando su plato con nostalgia, recordando que, desde hace cuatro años, siempre ha tenido un plato en la mesa de la familia Skywalker.

—No, Ezra... muchos hemos perdido muchas cosas por culpa del Imperio, y eras sólo un niño cuando te conocimos... como madre, no podía permitirme dejarte solo, por ningún motivo—Dijo Padmé.

Ezra sonrió y dijo —Creo que algo en el universo fue lo que la envió a mí... cuando perdí a mis padres, creí haberlo perdido todo, pero usted, Luke y Leia se han vuelto mi familia ahora... y se los agradezco mucho—.

Padmé sonrió y, junto a sus hijos, abrazaron juntos a Ezra —Tú eres parte de esta familia, Ezra, nunca lo dudes... el cariño que te tenemos es algo irreemplazable, y te agradezco que también nos consideres tu familia—Dijo Padmé.

Ezra lloró y los abrazó a todos ellos, antes de que se fueran a dormir, porque mañana sería un largo día.

El Día del Imperio fue como se esperaba, los obligaron a ver el desfile de las tropas militares con la Senadora Pryce al frente, dando un discurso estúpido y falso sobre el "bien" que el Imperio había hecho por Lothal

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El Día del Imperio fue como se esperaba, los obligaron a ver el desfile de las tropas militares con la Senadora Pryce al frente, dando un discurso estúpido y falso sobre el "bien" que el Imperio había hecho por Lothal.

Padmé llevaba uno de sus vestidos más sencillos, un vestido gris que usó cuando estaba embarazada, y encima se puso una túnica de terciopelo negra, eso en una muy leve señal de su rebeldía en contra del Imperio de Palpatine.

Fue en compañía de Ezra y de sus hijos, mientras miraba con gran tristeza la dictadura que ella por tanto tiempo quiso evitar, la dictadura que ella vio imponerse ante la democracia y la diplomacia, que realmente se lamentó de tener que ocultarse detrás de un nombre y una capa para callar los gritos que su yo político anhelaba dar a favor de la democracia y en contra del Imperio.

Dejó de lado sus pensamientos cuando aquella pesadilla finalmente terminó y pudo volver a trabajar después de llevar a sus hijos a casa, mientras Ezra se iba por su lado para buscar quién sabe qué para intercambiar por un poco de dinero.

Aunque Padmé había intentado por todos los medios que Ezra se mudara a su casa, él decía que prefería quedarse en su casa a espera de cualquier cosa interesante, y que no quería invadir su casa.

Padmé sabía que, en realidad, estaba esperando a que Mira y Ephraim volvieran a buscarlo en algún punto, y tenía la esperanza de que eso ocurriera.

Ezra era sensible a la fuerza, ella lo sabía, Obi-Wan lo sabía, y quería protegerlo de los Inquisidores y del Imperio, igual que a sus hijos.

Sin embargo, el destino a veces sorprende a las personas, y ella lo sabía muy bien, por eso no estaba segura de qué podría pasar con el joven Bridger o con sus hijos...

La verdad sobre su identidad saldría a la luz en algún punto, ella lo sabía muy bien, pero prefirió ignorar eso el tiempo que fuera necesario y disfrutar su día a día con sus hijos y Ezra, quien era su hijo no sanguíneo.

La cena de cumpleaños de Ezra fue igual de divertida que las de años anteriores, e igualmente fue grabada por el droide R2 de Padmé, como muchas cosas a lo largo de los años...

Ése día, Padmé le confió a Ezra un secreto muy grande, un secreto que Ezra prometió mantener aunque muriese: el secreto sobre Padmé Amidala Naberrie, su verdadera identidad.

Mi ángel ha vueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora