Mi ángel ha vuelto

Grandes problemas

Al alzar la vista después de agacharse para tomar aire, vieron al losan de hace rato y a la mandaloriana junto a una unidad C1 —Creo que... estamos en serios problemas, chicos—Dijo Leia un tanto nerviosa.

Ezra y Luke asintieron, pero el losan abrió una de las misteriosas cajas del Imperio y Luke y Ezra se quedaron asombrados ante el contenido —¡Wow! ¡Si vendiéramos una de estas en el mercado negro sacaríamos a mamá de trabajar y le daríamos una vida millonaria el resto de su vida!—Dijo Ezra mirando las armas —De eso no me queda duda, Ezra—Dijo Luke mirando impresionado las armas.

Ezra se acercó a la caja de las armas —Olvida esas ideas, niño—Dijo el losan —Si no se hubieran entrometido, las cosas hubieran sido más sencillas—Dijo el losan.

—¡Oye! ¡Nosotros llegamos primero!—Dijo Luke molesto —No gana el primero, sino el último—Dijo el hombre de hace rato —Vigila a los niños—Le dijo el hombre al losan.

Leia miró a sus hermanos —Oigan, ahora no es tiempo de pelear por esto, debemos volver a casa rápido, se supone que a estas horas tus cosas ya deberían estar en la casa, Ezra—Dijo Leia preocupada.

—Si mamá llega y descubre que no hemos llegado... esta vez realmente podremos prepararnos para no salir de casa durante al menos un año—Dijo Luke aterrado ante la sola idea.

El losan bufó ante su plática —Debieron pensar en eso antes de—Pero su comentario se vio interrumpido por una llamada a los niños —Oh oh—Dijo Luke al sacar su comunicador de la mochila de Ezra.

Los tres jóvenes se miraron entre ellos, preocupados por lo que podría pasar, pero al final tuvieron que responder —¡Niños!—Lo primero que se escuchó fue un grito aterrorizado y molesto de una mujer.

—¿¡Dónde están!? ¿¡Por qué no están las cosas de Ezra en casa aún!?—Dijo la voz de mujer preocupada y los jóvenes se miraron preocupados entre ellos —Pues... ya sabes, nos quedamos a correr en los pastizales—Dijo Luke, tratando de mentirle a su madre, cosa que, obviamente, no consiguió.

—Ajá, ustedes tuvieron que ver con el escándalo en la ciudad de hace rato ¿no?—Dijo la mujer con un tono de enfado, pero sólo recibió silencio de los chicos —¡Niños! ¡Les he dicho mil veces que no pueden arriesgarse así! ¿En qué estaban pensando?—Gritó molesta la mujer, sorprendiendo al losan y a la mandaloriana.

—¡Y tú Leia! ¡Te he dicho mil veces que los vigiles y los mantengas a raya, no que te unas ni los motives a hacer sus acrobacias mortales! ¿¡Y si los hubieran herido!? ¿¡Se han puesto a pensar en su pobre madre!? ¿¡Acaso quieren matarme de la angustia!? ¿¡Es eso!?—Preguntó la mujer gritando a los jóvenes.

—No es eso, mamá...—Dijo Luke con tristeza —Lo sentimos—Dijo Ezra y se escuchó un suspiro del comunicador —¿Y? ¿Dónde están?—Preguntó —Ah... es complicado, pero te prometo que en cuanto lleguemos a casa te lo explicaremos todo—Dijo Leia —Con quien sea que estén, les pido que cuiden bien de mis hijos, como supongo que ya sabrán ellos son... impulsivos e impredecibles—Dijo la mujer molesta, como si los fulminara con la voz.

—Eso trataremos de hacer—Dijo el losan —Se los agradezco mucho, cuando los traigan a casa veré cómo pagarles—Dijo la mujer aliviada —¡Mamá!—Gritaron los tres jóvenes molestos y avergonzados por las palabras de su madre.

—¡Nada! Veamos si así al menos aprenden a mantenerse alejados de los problemas, saben muy bien que no deben meterse en problemas—Dijo la mujer molesta antes de suspirar —Lleguen a tiempo para la cena—Dijo antes de cortar la comunicación.

Justo después de cortar, la nave dio un giro inesperado y el losan cayó encima de los tres chicos, que soltaron un gemido ahogado —Quítate de encima—Dijo Ezra —No puedo... respirar—Dijo Ezra de nuevo.

—No soy tan pesado en esta gravedad—Reclamó el losan, levantándose —No es el peso, es el olor—Se quejó Ezra en voz alta mientras los gemelos Skywalker tomaban una bocanada de aire fresco.

El losan gruñó por lo bajo ante el comentario del joven Bridger —¿No te gusta la calidad del aire aquí? ¡Bien! ¡Te daré tu propio espacio!—Dijo el losan jalando una pierna de Ezra.

—¡Hey, déjalo!—Dijeron Luke y Leia jalando a su hermano para que el losan lo dejara en paz, pero la diferencia de fuerza entre ellos era, bueno, muy grande.

El losan tomó a los tres jóvenes como si estuviera agarrando una pluma y los arrojó dentro de una cámara con una ventilación.

Los tres miraron la ventilación y sonrieron —Leia, primero vas tú—Dijo Luke antes de abrir la ventilación y ayudar a su hermana a subir ahí —Yo voy al último, chicos—Dijo Ezra y Luke subió, siguiendo a su hermana por los estrechos tubos de ventilación.

Ezra subió sus cosas y se dirigieron juntos a algún lugar de la nave arrastrándose por la ventilación antes de que cayeran en una sala con una única silla y ventanas enormes —¡Wow! ¡Estamos en el espacio!—Dijo Ezra emocionado antes de que un par de cazas estelares les empezaran a disparar —¡Y estamos a punto de morir!—Gritó Luke.

Por fortuna, vieron a los cazas ser destruidos por disparos desde la nave, algo que los sorprendió, pero fueron empujados fuera por la mandaloriana de hace rato, quien los miró y se quitó el casco para seguir fulminándolos con la mirada.

La chica era guapa, eso no podía dudarse, su cabello morado con las puntas anaranjadas le daban el toque, pero a Luke eso no le importaba realmente, a diferencia de Ezra, que la miró embobado.

Sin embargo, su apreciación se vio interrumpida por una sacudida de la nave, y vieron a la chica sentarse en el único asiento disponible dentro de aquella habitación —Me llamo Ezra, por cierto ¿Y tú?—Dijo Ezra antes de recibir un golpe de parte de Leia.

—Este no es momento para esas cosas, Ezra, lo sabes muy bien—Lo regañó la joven Skywalker, pero el losan de antes llegó por la espalda de los tres jóvenes y tomó a Ezra por el cuello de su camisa —Yo me llamo Zeb, rata de Lothal—Dijo el losan.

Una voz interrumpió su muy amigable charla al hablar, la voz de una mujer —Cálculos completos, falta una apertura—Dijo a través de los altavoces, y la mandaloriana respondió —¡La tengo!—Antes de dispararle a un caza estelar.

—Entrando al hiperespacio—Dijo la voz a través de los altavoces antes de que dieran un salto a la velocidad de la luz.