¿La maldición de la sinvergüenza?

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Luke había hablado con Ezra y Leia antes de que el Imperio atacara la base, por fortuna ambos entendieron bien que debía hacer este viaje...

—Cuídate, Luke...—Le dijo Leia a través de la conexión que tenían —No te preocupes, Leia... los alcanzaré cuando termine con esto—Dijo Luke sonriendo.

Anakin llamó a Padmé cómo solía hacer cuando estaba en el borde exterior, pero la veía cansada, demasiado delgada, como si no estuviera comiendo bien

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Anakin llamó a Padmé cómo solía hacer cuando estaba en el borde exterior, pero la veía cansada, demasiado delgada, como si no estuviera comiendo bien.

—Padmé, debes comer mejor... ¿Qué crees que harían Luke y Ezra si te vieran así?—Dijo él preocupado.

Padmé lo miró con tristeza, pensando que no sólo ellos le preocupaban —Lo sé Ani, pero... no puedo comer nada, no tengo apetito—Dijo Padmé deprimida.

Anakin suspiró —No te preocupes, ellos están bien, pude ver su nave escapar cuando atacamos la base—Le dijo y ella sonrió —Eso es un alivio...—Dijo mirando a su esposo, y a ojos de Anakin, parecía empezar a mejorar.

Anakin entonces habló con ella —Olvidé decirte que... al parecer Syndulla y Jarrus tuvieron... un hijo—Dijo él, pudiendo notar que Padmé sonreía —Eso es... algo asombroso ¿No te parece? Me recuerda un poco a nosotros—Dijo Padmé.

Después guardó un poco de silencio y agachó la mirada —¿Ya has... visto los HoloDiscos que tenía?—Le preguntó Padmé y él suspiró —No... aún no he podido hacerlo, necesito terminar un asunto antes de poder verlos—Respondió Anakin y Padmé asintió.

Él se sentía preocupado por ella —Si quieres... puedo llevarte a Naboo, a la casa de reposo—Dijo él al ver el estado de su esposa.

No obstante, ella negó con la cabeza —No, Ani... no quiero volver a Naboo si mis hijos no están conmigo—Dijo ella y Anakin asintió —Buscaré una manera de llevarlos a Coruscant, Padmé... sé que los extrañas demasiado—Le dijo Anakin y ella le sonrió —Y yo sé que quieres conocerlos... Ani, ten mucho cuidado, temo por ti—Le dijo ella adoptando un semblante muy serio de repente.

Anakin entonces sonrió y entrelazó sus dedos con el holograma de su esposa —Lo sé, Padmé... pero no pienso volver a caer, no puedo dejarle ése legado a los niños—Dijo él en voz alta y su esposa asintió —Confío en ti—Le dijo.

Cortaron la llamada y Anakin entró a la sala de meditación de inmediato para evitar que alguien supiera de su secreto.

Leia empezaba a preguntarse si la estupidez o la sinvergüenza eran armas especiales para conquistar a alguien dentro de su familia

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Leia empezaba a preguntarse si la estupidez o la sinvergüenza eran armas especiales para conquistar a alguien dentro de su familia.

Ezra lo había notado, Luke lo había notado... y ninguno de los dos malditos le había dicho algo sobre sus sentimientos por Han Solo.

Se cobraría sus burlas a sus espaldas apenas volviera a verlos, de eso no debía caber duda.

Recordaba muy bien que se burló de su madre por la confesión tan estúpida de su padre "Odio la arena" para terminar enamorándola hasta el punto de hacer que sus ojos soltaran estrellas con sólo hablar de él...

Leia deseaba que el asteroide en el que estaban la tragara entera y la escupiera en Naboo de preferencia, para poder tomar el lugar del cadáver falso de su madre y no salir nunca del mausoleo que se construyó en su nombre.

Suspiró por milésima vez en la hora y media que llevaban arreglando la nave, cuando una visión llegó a su mente.

Podía ver a su madre llorar sobre una camilla de estación médica, llamando el nombre de su padre, el de sus hermanos y el suyo, escuchaba los sollozos de un hombre al lado de su madre y las súplicas porque resistiera un poco más.

Pese a ese panorama, pudo observar después un amanecer claro y el sable azul de su padre frente a ella, y pudo ver caminando a su madre y a su padre por un balcón frente a un lago hermoso.

Escuchó el llanto de un bebé en la distancia, y después escuchó una frase con la terrible voz mecanizada de su padre —¿De dónde sacaste esto?—.

Leia se despertó sobresaltada, respirando entrecortadamente y tomando bocanadas de aire al inhalar, preguntándose qué demonios acababa de ver.

Podía sentir a Luke en algún lado de Dagobah, estaba tratando de ser digno, pero la ira lo llenaba, la impotencia y la tristeza también... y ella entendía esos sentimientos tan oscuros y malignos.

—Luke... somos gemelos, hemos compartido todo incluso desde antes del nacimiento, podemos compartir esta carga también y lo sabes—Le dijo a través de su lazo en la Fuerza, sintiendo a su hermano calmar las muchas emociones en su interior.

 somos gemelos, hemos compartido todo incluso desde antes del nacimiento, podemos compartir esta carga también y lo sabes—Le dijo a través de su lazo en la Fuerza, sintiendo a su hermano calmar las muchas emociones en su interior

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—Estuvimos juntos siempre, y entrenaremos juntos de nuevo—Dijo Luke, entrando de nuevo a la cueva que Yoda señaló como un lugar con una enorme conexión al Lado Oscuro.

Pese al gran valor y seguridad que llevaba al entrar a la cueva, se encontró de frente a su padre, vistiendo la armadura con la que lo conoció la primera vez, pero en su otra mano llevaba a su madre, aterrada y cansada.

Luke encendió su sable, pero cuando estaba por atacar a Darth Vader, su madre se interpuso entre su sable y el de su padre, y cayó al suelo... muerta.

La batalla empezó de nuevo, Luke estaba lleno de ira y dolor por su madre, y atacó a su padre hasta que logró cortarle la cabeza... cuando lo logró, cortó el casco negro y vio que aquella cabeza... era él mismo.

Mi ángel ha vueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora