05⎟✶ Un nuevo infierno

42.9K 3.8K 521
                                    

Ha sido una mala idea ayudar a Dante, tengo la certeza de ello en el momento en que consigo captar la atención de aquel hombre y logro arrastrarlo hasta el balcón del salón, donde no hay nada excepto silencio. He conseguido que sus guardaespaldas no nos sigan hasta ahí. Al principio, él me observa en silencio pero tras un par de miradas me obligo a sonreír.

—¿Hay algo que necesite decirme?

El hombre sonríe, consiente de que lo he descubierto mirándome de más. Me queda claro que su tipo son las rubias, tal como Dante lo ha mencionado, aunque me intriga cómo es que sabe eso.

—Solo admiraba que ese vestido blanco le sienta bien, no pretendo ofenderla.

Asiento con fingida calma, puedo sentir la mirada de Dante a lo lejos, incluso si no logro encontrar el sitio exacto de donde proviene sé que nos está mirando.

—Es una pena que esta fiesta sea tan aburrida, ¿no lo cree?

—Totalmente. —El extraño sonríe con arrogancia—. ¿Preferiría ir a algún otro sitio?

—Eso terminaría con mi aburrimiento.

No hace falta otra palabra para convencer a aquel hombre de invitarme a ir con él. Muy seguro de sí mismo, despide a su seguridad para que nos encontremos los dos solos en su auto. Pasados unos minutos, un muy lujoso deportivo negro se pone a nuestro lado y comienza a seguirnos a una distancia prudente.

Dante no me ha dicho mucho sobre aquel hombre, pero ha mencionado que se trata de un estafador, así que intento no sentirme tan mal por estarlo llevando directo hacia su muerte.

—¿Podría detener el auto un segundo? —finjo estar sofocada—. Creo que estoy algo mareada, no acostumbro a viajar distancias muy largas.

—Eso es una pena, pero ya casi estamos por llegar.

—Pienso que sería una pena vomitar dentro de su bonito auto...

Eso suficiente para convencer al hombre de detenerse a mitad de un puente. Son cerca de la una de la madrugada y el tránsito no es demasiado alto. Finjo dar un par de arcadas mientras siento su mirada sobre mí. Si hubiera querido, también habría podido ser actriz, pues actuar es lo que más he hecho en toda mi vida.

—¿Ya se siente mejor?

No soy capaz de responder, pues en ese momento el auto que venía siguiéndonos se detiene frente a nosotros y otros dos coches nos rodean, desconcertando al hombre. Dante baja del primero y tras colocarse un par de guantes de cuero, desenfunda un arma de un lado de su ropa oscura.

—La Morte Rossa... —mi acompañante escupe aquello con desprecio mientras intenta retroceder.

—Es bueno verte después de tanto, Graeme. —Guía el arma hacia su cabeza—. Pero estoy algo molesto, me hiciste venir en persona. Muy pocos son dignos de mi atención y tú no entras en esa categoría.

Para mi sorpresa, el tal Graeme se pone de rodillas mientras comienza a suplicar. Está tan aterrado que no me sorprendería que se haga encima.

—No era mi intención robarle ni a usted ni a los suyos, yo solo...

—Por desgracia, eso hiciste.

Dante parece dispuesto a disparar, pero el hombre se arrastra sobre el suelo hasta casi tocar la punta de sus zapatos. La escena me hace sentir abrumada, ¿qué tantas cosas ha hecho Dante para que le teman de esa forma? Sé que no es un santo, pero no logro determinar hasta dónde ha llegado.

—Tengo información sobre SSAM —murmura entre llantos—. Ellos me contactaron, querían hacer un trato y...

—¿Estás seguro de que no me estás mintiendo? Lo que más aborrezco son a los que mienten.

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora