16⎟ ✶ Un pacto oscuro

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Maratón 2/4

***

Dante me mira de forma inexplicable, su pecho sube y baja con fuerza mientras se quita el saco que lleva puesto y lo pasa sobre mis hombros para cubrirme el torso semidesnudo, sus ojos son un bosque tempestuoso que recorren las líneas rojizas sobre mis brazos y clavículas, mis mejillas están hinchadas por las lágrimas y mi labio inferior roto aún sangra.

—¿Qué sucedió? —La voz le tiembla por la rabia.

—Yo lo maté... Él estaba intentando... Él, yo solo me defendí y...

Rompo a llorar, en realidad me siento tan hecha pedazos que no soy consiente de mí misma, el dolor que cruza mi pecho me atraviesa el alma como una estaca mientras lucho por no desmoronarme. Levanto la vista hacia él, avergonzada por lo que estoy por pedirle pero realmente lo necesito.

—¿Puedo abrazarte?

Lo escuché mencionar que no le gusta el contacto físico y lo que menos deseo ahora mismo es incomodarlo más. Pero en el pasado él era lo que más me reconfortaba cada que estaba asustada, no tengo miedo ahora mismo, pero la tristeza está sofocándome tanto que todo lo que quiero es sentir un poco de calidez. No espero una respuesta, mis brazos se mueven por inercia hacia él como cadenas que intentan rodearlo, siento como su cuerpo se tensa ante mi tacto y temo haberlo hecho enfadar de algún modo, pero entonces sus brazos me aprisionan contra su pecho y algo inexplicable me inunda la mente. Es agradable y seguro, después de estar tanto tiempo en un tempestuoso océano es igual a tierra firme.

—Debí detenerme, pero él... Yo solo... No lo hice. No quise hacerlo. O tal vez sí. Tal vez eso me asusta.

Su colonia me hace sentir al borde de un delirio sombrío, es tan adictivo que quiero quedarme sobre él y no pensar en absolutamente nada más. Lo escucho soltar un quejido por lo bajo y cuando siento la humedad me doy cuenta de que su camisa está manchada de sangre, su rostro resplandece por el sudor, la ausencia de color en sus mejillas demuestra que está mareado y ha perdido mucha sangre. Intento separarme de golpe por la sorpresa y el pecho se me inunda de una preocupación inquietante pero él me lo impide sujetándome por la cintura.

—¿Estás herido? —Mi mano toca su rostro, está tan frío que me sobresalto.

—Estoy bien. —Su ceño se frunce—. No hiciste nada malo.

—Maté a una persona.

—¿Y realmente lo era?

Agacho la mirada, no quiero seguir llorando y parecer tan débil pero no puedo evitarlo.

—Tengo miedo. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Entregarme a la policía?

—No harás tal cosa. —Su tono es demandante—. Mis hombres se encargarán de todo, haremos que parezca una muerte natural.

—Mi tío, él me envió aquí, mi familia sabía lo que ese hombre intentaría y aún así...

—¿Tu tío? —Sus ojos adquieren un brillo que me causa escalofríos—. ¿Dices que tu familia está detrás de todo esto?

Asiento en silencio, él no dice nada durante un instante, aprieta la mandíbula con tanta fuerza que temo que se haga daño. Entonces parece llegar a una conclusión cuando clava sus ojos sobre mí.

—No volverás a esa maldita casa.

—¿Qué cosa?

—Cásate conmigo. —Esta vez suena más como una orden—. Sé mi esposa solo durante el tiempo que lo necesites. No me opondré cuando quieras dejarlo.

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora