08⎟✶ ¿Una rosa por cada..?

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Estoy dentro de la tienda en uno de los probadores con las mejillas sonrosadas y el cuerpo congelado ante la tensión. Los ojos de Dante conectan con los míos y siento la ligereza de sus labios rozándome la piel desnuda de los hombros. Hay una leve fricción de la tela cuando sus manos se deslizan por encima de mi vestido hasta llegar a mis pechos.

El ardor que siento entre las piernas solo aumenta cuando de un tirón me toma por la cintura y me coloca arriba de él. Puedo sentir la dureza debajo de su pantalón cuando comienzo a moverme. Hay una ligera explosión cerca de mi vientre cuando sus labios cosquillean ansiosos cerca de mi cuello y pasa mi cabello por detrás.

—Te dije que te haría conocer un nuevo infierno. —Su voz gruesa me acaricia la piel—. Voy a hacerte mía sin importar qué.

La fricción de su pantalón contra mi entrepierna me hace soltar un jadeo y mis manos aprietan su camisa mientras una corriente eléctrica me recorre de pies a cabeza. Sus manos deslizándose hacia mis muslos se sienten como brazas que solo incendian aún más mi respiración y el deseo por seguir aumenta.

Es entonces cuando despierto.

Lo primero que veo es a mí misma por el reflejo del tocador. Mis mejillas están sonrojadas y mi cuerpo sudado, primero es sorpresa y luego incredulidad. ¿Acaso acabo de tener un sueño subido de tono pensando en él? Me cubro la cara sintiéndome patética, pensar de forma indecente sobre los hombres nunca ha sido mi estilo.

Me pongo de pie y camino hasta mi baño para lavarme el rostro, aún siento un cosquilleo en la zona de abajo que no es nada grato. Miro mi reflejo con vergüenza y trato de no odiarme demasiado pero es imposible. He soñado eso con un hombre desconocido, no peor aún, con aquel que solía ser mi amigo de la infancia. ¿Qué tan trastornada debo estar para que haya pasado algo así?

Alguien toca la puerta y tras ponerme una bata de seda dejo que entren. La primera mucama me hace una sutil reverencia y me informa que Isaías me espera para seguir con mis lecciones de la empresa. Tras retirarse, la señora Hermes entra.

—Es sobre Dante Volsoyosky.

—¿Eh?

Mi corazón se detiene un segundo creyendo que mi rostro me ha delatado de alguna forma y sabe que soy una completa pervertida que ha soñado con él de forma indebida. Pero es entonces que me extiende una carpeta con documentos y recuerdo que le pedí investigarlo hace unos días.

—Agradecería que no se lo notificaras a nadie más.

Ella asiente, creo que no dirá nada más cuando cierra la puerta para darnos privacidad y se acerca a mí con cautela. Sus ojos oscuros, que contrastan con su cabello de canas, son monótonos como siempre. Va vestida con un traje gris platinado.

—Cuando su abuelo vivía, fui leal a él. Después lo fui al señor Kasper y como su heredera es mi deber serlo con usted.

Lo que dice me sorprende, conozco a la señora Hermes desde niña porque es cierto que siempre fue el brazo derecho de padre, pero nunca me había dirigido más de dos palabras. Ella es como el humo, puedes percibirlo pero no alcanzarlo de alguna forma. Su actitud indiferente y taciturna es lo que más la caracteriza.

—Es mi trabajo cuidar de los Kasper, pero tenga la certeza de que el líder siempre será mi prioridad. Y ahora que ese título es suyo, mi lealtad es para usted, no para los demás miembros de la familia.

—¿Así como con mi padre? —No es un reclamo, solo curiosidad—. Cubrías todas sus fechorías y limpiabas los desastres porque eras leal a él.

—Y ahora lo seré para usted. —Hace una ligera reverencia—. Puede confiar en mi discreción y pedirme ayuda cuando lo necesite. Ese es mi trabajo como su consejera.

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora