Legado oscuro [1.0]

Extra⎟ ✶ Dante

Espero que este extra resulte un curita para su corazón luego del final.

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Dante
Antes/ durante capítulo 1

Volar a Londres fue lo primero que quise hacer esta mañana, odio el ruido y a las personas. Así que es más sencillo usar mi avión privado acompañado solo de Ruslavok y una azafata, la cual pone una taza de café negro frente a mí con una sonrisa seductora mientras agita las pestañas.

Mi respuesta es darle una mala mirada. ¿Ser el jefe de la organización no es suficiente razón para que sea respetuosa? ¿O es que mover las caderas como si estuviera dislocada es una forma popular de coquetear entre las señoritas hoy en día? Niego con la cabeza y tras soltar un suspiro centro mi atención en la laptop que reposa sobre mis piernas. No hay tiempo que perder, llegaré y torturaré a Peggy Kasper hasta matarla, asesinaré al hijo mayor, que debe ser el nuevo heredero, y les quitaré su fortuna.

Para antes del final del mes estaré de vuelta en Italia.

Mi interés aumenta, hay una noticia interesante que encabezaba la mayoría de los periódicos virtuales. La hija ilegítima de Tristán Kasper se convierte en la heredera de todo. ¿Quién será el que ponga el anillo en su dedo?

—¿Has visto esto?

Ruslavok ladea la cabeza cuando le muestro la pantalla. Frunzo el ceño y regreso mi vista a la computadora con confusión, entonces él habla.

—Ahora que lo menciona, creo que he visto algo de ello, mi señor. Hay rumores de que ña señorita Kasper es quien ha heredado la empresa de su padre.

—¿Qué cosa? ¿Y por qué no me habías dicho nada de esto si ya lo sabías?

—No creí que fuera relevante. ¿Lo era? Usted dijo que mataría al nuevo heredero sin importar qué.

Sus ojos me contemplan con escepticismo cuando me limito a apretar los dientes, no me gusta que me analice de esta manera y sin embargo, el anciano lo hace más a menudo de lo que me gustaría.

—Creo que ya estoy entendiendo. —Asiente con la cabeza.

—¿Entender qué?

—Ella es su inolvidable amor de la infancia.

—¿Mi qué? —Suelto una risa agria mientras le doy un sorbo al café, que resulta más amargo de lo usual—. Ya estás delirando, no hay ni un solo sentimiento que sienta por aquella mujer.

—En ese caso, me tranquiliza saberlo. —Toma su propia taza y bebe de ella—. Porque no me gustaría que perdiera la cabeza al descubrir que ella podría casarse.

Comienzo a toser cuando me atraganto con el líquido, y el muy desgraciado solo se limita a mirarme en vez de ayudarme. Cuando me he recuperado del espasmo, abro la boca para preguntar pero Ruslavok habla primero.

—Dicen que es la cláusula que su padre le impuso. Debe casarse para heredar la empresa y el dinero.

Analizo sus palabras casi todo el resto del viaje, dándole tantas vueltas al asunto hasta sentirme mareado. Cuando el avión aterriza, me pongo de pie con una sonrisa siniestra y me ajusto la corbata.