11⎟✶ El interés del mafioso

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Ya que adivinaron, les dejo el capítulo ;)

***

Dante

El hombre frente a mí cae de rodillas y con sus manos me implora que no lo mate. Debe tener una muy puta suerte donde lo que más deseo esta noche es arrancarle la carne de los huesos y romperle la columna hasta descargar mi ira. No hay nada que odie mas que los días lluviosos y el hecho de que siempre me empape la ropa a causa de ello.

—Es una malcriada. Es testaruda, escandalosa e insoportable.

Ruslavok me mira golpear al hombre varías veces, su expresión es como la de un padre que observa a su hijo hacer una rabieta y eso me molesta aún más. ¿Quién se ha creído ese viejo para juzgarme así? Arruga el entrecejo como cada que se está conteniendo de reprenderme. Tomo a mi víctima por ambos lados de la camisa y lo estampo contra el suelo con más fuerza de la debida.

—Hice lo que debía, no voy a sentirme mal si eso lastimó sus delicados sentimientos. ¿Entiendes?

—Sí, sí entiendo. —Asiente el hombre que tengo sujetado de la camisa.

—No seas idiota. No te hablaba a ti.

Golpeo de nuevo su rostro como si fuese mi saco de boxeo, su cabello antes rubio ahora es tan rojo y pegajoso debido a la sangre que le brota del cráneo. Tiene suerte de que quiera divertirme un poco más y no permita que se desangre con velocidad.

—Lleva toda la mañana hablando de lo mismo, y como ya le he dicho, tiene toda la razón, mi señor.

—No seas exagerado. —Miro a Ruslavok con una mueca. Sé bien que solo de burla de mí. Debería agradecer que se trata de él, si fuese cualquier otro ya le habría cortado la garganta.

Tampoco puedo entenderlo. ¿Qué es lo que me pasa? He torturado, matado y hecho muchas cosas que nunca me han robado el sueño y, sin embargo, aquí estoy pensando en esa rubia de insípida personalidad. Quiero decir, una parte de mí le guarda aprecio por nuestra infancia, pero no soy la clase de hombre a la que le importe pasar sobre otros para conseguir lo que desea. ¿Entonces por qué no puedo sacarme de la maldita cabeza la expresión que me dio cuando le confesé la verdad? ¿Quién se ha creído para mirarme con tanta decepción? ¿Mi jodida madre?

—Bueno, ¿y tú qué quieres?

—La señorita Riona ya se ha marchado. Me pidió que le avisara que no piensa volver a contactarlo si no se aleja de la señorita Kasper.

Suelto una carcajada sin poder evitarlo. Tantos años conociendo a Riona y aún cree que sus amenazas me importan una mierda. Suelto de golpe al hombre y veo cómo su cara rebota contra el piso, le he roto ambos pies por lo que no podrá irse por su cuenta. Observo el reloj en mi muñeca casi con aburrimiento, qué frustrante que esos idiotas tarden tanto.

La lluvia impacta contra el cristal del exterior cada vez con más fuerza y tengo que contenerme de matarlo ya mismo solo para desquitarme. Cada que asesino a alguien o realizó una misión y consigo una victoria, suelo visitar el restaurante más cercano y ordenar pasta. Es como un ritual mío para celebrar que he ganado, pero el día de hoy ni siquiera tengo ganas de hacer eso, tan solo deseo irme a casa, no a la insulsa mansión que compré en Londres, sino a la casa de campo que solía ser de mis padres, en Florencia.

—¿Está seguro de que lo sucedido con la señorita Kasper no es relevante? Tal vez si intentara explicarle más las cosas podría calmarse y...

—¡No estoy alterado! —Ruslavok arquea una ceja—. Quiero decir, pronto iré a Italia porque el idiota de Kaizawo está malgastando mi dinero, pero solo es estrés rutinario.

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora