Legado oscuro [1.0]

37⎟ ✶ Monstruo

Rescue. ★ Lauren Daigle.

***

Dante
Ahora mismo...

Siento la sangre escurriendo con la misma intensidad que la furia entre mis venas. Mis pies descalzos tocan el piso húmedo, el agua está helada y me eriza la piel. Tengo ambas manos atadas al techo con cadenas que me han creado heridas alrededor de las muñecas. Necesito respirar, pero tengo las costillas tan comprimidas que se convierten en espinas apretando el resto de mis órganos, me sudan los párpados y tengo los labios resecos.

—Entonces... ¿Aún no hablarás?

La voz de la inspectora parece lejana, no soy capaz de responder ni siquiera para burlarme. No importa si muero aquí, no obtendrá nada de mí aún si me arranca la piel de los huesos. Incluso si lleva nueve horas manteniéndome aquí.

—Vamos de nuevo, muchachos.

Uno de los policías lanza una cubeta de agua contra mi rostro, gotas cristalinas que se fusionan con la sangre de mi labio hasta producirme un sabor salado y metálico. Conectan los cables y la corriente comienza otra vez, gimo de dolor, arqueando la espalda ante las vibraciones que golpean mi cuerpo como latigazos, las piernas me fallan, no puedo mantenerme de pie, al estar amarrado quedo colgado como un vil cadáver en un gancho. La mujer sonríe, se acerca hasta mí cuando termina el voltaje y palmea mi mejilla.

—Sé un chico bueno y dinos lo que sabes. Así como tu esposa ya lo hizo.

—Señora. —Uno de sus hombres la interrumpe—. La suprema quiere hablar con usted, la encontraron.

Sus ojos centelleantes me hacen saber que esto es malo, la mujer se gira de nuevo hacia mí, extasiada por verme palidecer.

—Tenemos a Sara. ¿Torturarla a ella en vez de a ti te hará reconsiderar tu silencio?

Un hombre le pasa una fotografía, ella me la muestra como si quisiera regodearse. En esta se ve a Nicoletta al lado de Sara, en el patio de una casa rosa que parece antigua, aunque está movida y fue tomada a la distancia, puedo verlo con claridad.

Entregó a mi hermana. Ella hizo esto.

Da media vuelta y se marcha, quisiera hablar, gritarle que no se atreva a tocarla, pero en ese momento vuelven a encender la máquina y otra corriente eléctrica me recorre desde los dedos de los pies hasta la cabeza, sacudiéndome el cuerpo y obligándome a contraer los dientes. El dolor es tan intenso como el olor de la sangre hasta que caigo sumido en una negrura espesa y tormentosa.

Cuando despierto, estoy encerrado en la misma habitación subterránea en la que me han mantenido hasta ahora, intento ponerme de pie pero mis rodillas fallan y caigo contra el piso otra vez. Mi frente roza el cemento húmedo cuando comienzo a toser manchas rojizas que salpican mis dedos.

La puerta se abre, unos tacones resuenan, puedo escucharlos derramando pulcritud y elegancia, pero no puedo ver su rostro debido a mi vista nublada y el profundo asco que me sacude el estómago hasta marearme.

—Pero, tal vez podríamos hacerlo hablar si negociamos y...

—No será necesario, tengo otro informante ahora. Maten a la chica y desháganse de él.