20⎟ ✶ Perversa provocación

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Miro el reloj a mi costado con hastío, son cerca de las 3 de la mañana. Dante está quedándose en su oficia, la cual está ubicada en el centro de operaciones de la villa. Mientras que yo resido en una de las casas de refugiados completamente para mí. No me molesta la soledad, pero es extraño cuando hasta hace poco solía vivir en un sitio repleto de gente.

—Oye. —El chasquido de dedos de Kaizawo me trae de regreso—. Hasta una computadora de hace 15 años procesa más rápido que tú.

Ha pasado una semana desde que llegué a este sitio, el tío Bernan sigue sin aparecer, es como si la tierra se lo hubiera tragado y aunque he mantenido una constante comunicación con Isaías, las cosas están tensas entre ambos. Nosotros no acostumbramos a pelear, Isaías es un hombre de método y fórmulas, siempre ha creído que la comunicación asertiva es la base para cualquier tipo de relación. No puedo decirle en dónde estoy porque Dante ha dejado en claro que la villa es un sitio secreto por evidentes razones.

Me he puesto en contacto con la junta y los accionistas presionan fervientemente para que me case, su postura es muy clara. No puedo formar parte de la junta hasta casarme, y dado que desean ser testigos de mi matrimonio, la posibilidad de que terminemos haciendo una reunión para la boda ya está ahí.

Dante se ha ofrecido ayudarme, aunque al aceptar nunca imaginé que enviaría a su amigo como apoyo. Tiene sentido porque Kaizawo es quien administra todos los recursos de la Villa, y también los negocios legales de Dante. Sin mencionar que es un genio de la informática y tiene el rostro de alguien que vencería con facilidad a su oponente de ajedrez. Pero que permanezca aquí para mirarme como si fuese una zarigüeya molesta es irritante.

Los últimos días me ha hecho leer cientos de capítulos de economía y administración. Tengo la sospecha de que disfruta hacerme sufrir cada que mantiene mi trasero pegado a la silla hasta la madrugada, interrogándome sobre impuestos y el valor de las acciones.

—¿Podemos seguir mañana? Es tarde.

—¿Y qué? ¿Se le arruina la siesta de belleza a la señorita? No te preocupes. —Sonríe con burla—. Dormir hace bellas a las mujeres, aunque por lo visto no a todas.

—Tienes razón, no se puede ser más bella cuando ya soy perfecta.

Le devuelvo la sonrisa irónica provocando que él me mire mal, perdí las ganas de continuar siendo amable después de las 2 de la mañana.

—Parece que la pequeña gata sí tiene uñas, después de todo.

—Tienes razón, lamento que tu jefe cortara las tuyas hace tiempo para que lo obedecieras.

Su sonrisa se borra de golpe.

—Touché. —Niega con la cabeza—. Pero seamos honestos, solo te sientes importante porque seguro te metes con él, ¿no es así?

—Oye, si tanto piensas en acostarte con alguien podría ayudarte a buscar a alguien, así tendrías un genio de menos mierda.

—No me interesan las mujeres, lo único que me excita en esta vida es hackear el sistema de seguridad del gobierno.

—Tus fetiches no son de mi interés. —Me pongo de pie, dispuesta a terminar esa absurda conversación—. Seguro lo dices porque tu cara ya resulta un anticonceptivo bastante eficiente.

Se pone de pie de golpe y me apunta con un dedo, casi parece un niño a punto de hacer una rabieta.

—Ay, pero si eres... —No parece encontrar una palabra adecuada—. Una arpía.

—Y si sigues así, te atormentaré como una, igual que en la mitología.

—No eres tan mojigata como creí. —Da un paso hacia mí, amenazante—. ¿Qué quieres de Volsoyosky?

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora