27⎟ ✶ La mentira que lo comenzó

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Dante

Deseo creer que puedo llegar a ser un buen hermano, la habitación que he adaptado para Sara en la villa es pequeña pero se siente acogedora, aunque sé que no refleja quién es ella en verdad, porque ni siquiera lo sabe aún. Si estas fueran otras circunstancias, le hubiese pedido a Ruslavok que decorara el sitio para una chica adolescente, pero el problema es que ella ni siquiera está cerca de serlo.

Cuando la encontré, estaba desnuda y llena de barro por todo el cuerpo, tenía una cadena atada al tobillo y se encontraba encerrada en una jaula en la que ni un perro sería capaz de entrar sin sentirse incómodo. Ella y otras chicas más estaban ahí, ni siquiera gritaron cuando nos vieron, tampoco suplicaron que la salváramos, estaban acostumbradas a estar rodeada de hombres, hombres que las lastimaban física y mentalmente.

Estuvo metida en una red de prostitución durante más de una década, dirigida por el infeliz de Aragog. La sangre me hirvió de coraje al descubrir que fue Peggy Kasper, precisamente ella, quien dio a mi hermana cuando era solo una niña a dicha organización. Como los Kasper estaban comenzando a hacer negocios con mi padre fue sencillo que ella, Tristán y el infeliz de Bernat metieran sus asquerosas manos en mi familia y en su dinero, robándose todo.

La opción fácil sería matarla, sacarle los órganos y quemarle toda la piel, pero sería sencillo, estaría en paz mientras Sara probablemente tenga que vivir el resto de su vida atormentada por las secuelas de la agonía. No sería justo, no sería suficiente. Nadie que lleve su sangre merece estar vivo.

—¿Es un pez?

Sara me mira, nunca hace otra cosa excepto mirarme, sus ojos parecen 2 pozos sin fondo, están vacíos, casi muertos, pienso que de alguna forma su alma sigue marchitándose. Por primera vez experimento algo que no había sentido en mucho tiempo; dolor y arrepentimiento, porque sé que a mi madre se le rompería el corazón si viera el estado en el que ella se encuentra. Me odio a mí mismo por haberle fallado y no haber cuidado de Sara, por no descubrir que estaba viva mucho antes para haberla rescatado del infierno al que fue sometida.

No espero que me responda, tan sólo me limito a mirar sus manos que continúan moldeando la plastilina naranja, estos últimos días se la ha pasado entretenida con eso, pero entonces pasa algo extraño, siento que estoy soñando cuando por primera vez desde hace semanas, soy capaz de escuchar su voz.

—¿Qué es un pez? —Es casi un susurro no más alto que el sonido de mi respiración, pero está ahí, sutil y tan frágil que temo romperlo.

La alegría se expande como un soplo que me calienta el pecho al descubrir que en realidad sabe hablar, sólo que no había querido hacerlo en todo este tiempo, quiero abrazarla, sonreír, decirle que todo estará bien, pero tengo miedo de sobresaltarla y que decida cerrarse de nuevo como lo ha hecho durante semanas, así que me limito a mirarla. Es tan pequeña que sigue siendo una niña, es mi familia, es todo lo que me queda de mis padres.

—¿Te gustaría que te mostrara?

Ella niega, se tapa con la sábana que tienen a los pies y se gira hacia la pared para no mirarme, no insisto porque no quiero presionarla, pero es un avance. Es la primera vez que habla conmigo.

Así que le doy tiempo, unos días para descansar. La sonrisa que pone Sara cuando regreso a su habitación, una semana después, con una pecera entre mis manos no se compara a nada que haya visto antes, es pura incluso si ha vivido cientos de adversidades, es el vestigio de que sigue siendo una niña que no merece el mal que la ha torturado.

Asesinaré hasta al último hombre que se haya atrevido a dañarla.

—¿Qué es eso? —sus ojos siguen a la pequeña criatura naranja que se mueve dentro del agua.

Legado oscuro [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora