TARDES JUNTOS

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HADA

Las primeras horas del día bañaban el rancho con una luz dorada y una brisa suave. Con el cabello recogido en una coleta alta, una camiseta de tirantes roja, mis jeans y como no mis botas, me ocupada de  vacunar y sacar sangre para las analíticas a los caballos. Era una tarea que realizaba con destreza y cuidado, acompañada por el suave relincho de los caballos y el murmullo del personal del rancho moviéndose de aquí para allá.

Los trabajadores de nuestro rancho son los mejores, cada uno cumple con su parte para asegurar que todos los caballos estén listos y en condiciones óptimas para la próxima feria de venta. El ambiente era familiar y acogedor, impregnado del olor a heno fresco y el ritmo constante de los quehaceres diarios. Después de completar las vacunaciones y todo lo demás, me retiré a la pequeña oficina del rancho para revisar y preparar los informes necesarios. La feria de venta de caballos era un evento que se celebraba todos los años y era crucial para nuestro negocio familiar,  me aseguraba que para ese día todos los detalles estuvieran meticulosamente organizados. Para estas cosas soy bastante perfeccionista.  Revisaba números, hacía anotaciones y me aseguraba de que todo estuviera en orden para el día del evento.

En medio de mi tarea, mi hermano Erick entró en la oficina con una sonrisa de esas sabes que te va a pedir algo. Lo saludé con cariño, notando de inmediato la expresión juguetona en su rostro.

-¿Qué te pasa, Erick? Pareces estar de muy buen humor _comenté curiosa por la sonrisa de mi hermano.

-Eres tu la que esta de muy buen humor estos días, ¿tienes algo que contarme? _Erick se sentó frente de mí con un brillo travieso que lo caracteriza desde niño.

-Tengo algo que contarte, hermanito.

Erick arqueó una ceja, intrigado por mi tono. Hasta yo me sorprendí de la voz de tonta que me salió.

-¿Ah sí? Te escucho Hadita.

Tomé una pausa antes de continuar.

-Como me vuelvas a llamar Hadita, te pateare el culo, y sabes que lo puedo hacer...

-¡Vale, vale! Lo dejaré estar, bueno solo por un rato, sabes que enfadarte en mi deporte favorito.

-Eres un capullo, ¿lo sabes? _Le señalé con el bolígrafo con el que escribía_

-Sí, pero un capullo entrañable, además lo de ser un poco capullo _Hizo el gesto con los dedos_ lo compenso con lo bueno que estoy y mi sonrisa de anuncio.

-Menos lobos, caperucita...

-Bueno, venga, cuéntame a qué viene esa cara de idiota que tienes últimamente. _Dijo recostándose en sofá que hay en la oficina_

Dios, ¿te lo mando o vienes a por el?

-He estado viéndome con alguien últimamente.

Erick se quedó sorprendido por un momento, sabe que no suelo quedar con nadie que no sean mis amigos.

-¡Vaya, Hada! ¿Con quién estás saliendo?

Hada sonrió ampliamente.

-Se llama Ander Ross. El hijo de los propietarios de Rancho de los O'Donnell. Nos hemos estado viendo casi todos los días cuando termino las tareas del rancho, y no estamos "saliendo" _hice las comillas con los dedos_ solo pasamos las tardes juntos.

Erick parecía que analizaba la información rápidamente.

-Ander el hijo vecinos nuevos, ¿no? Deberíamos quedar con el y con la rubita de su hermana este sábado en el Bill's.

ERES MIA VAQUERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora